Nuria Martínez Vernís leyó el pasado lunes en Jerez. La librería Hojas de Bohemia acogió el acto, que se inscribe en el ciclo Palabras sin Fronteras.
La poeta, punta de lanza de la joven vanguardia catalana, cuenta en su haber con tres libros, saludados con entusiasmo por la crítica: El acróbata tampoco saldrá ileso (L’acròbata tampoc no en sortirà il-lès), publicado en el año 2000, Cuántas mentiras hacen una sola verdad (Quantes mentides fan una sola veritat), publicado en 2003, y el reciente Deix on dir.
En palabras de Domingo F. Faílde, es una transgresora, a quien le gusta poco recitar en teatros y academias, pues prefiere el calor de los bares, el humo de los cigarros, el olor de las tapas, los vapores etílicos, el ruido de las máquinas tragaperras, la estridencia de la música o la televisión, las conversaciones, la indiferencia y el reto de llevarse a su terreno a ese público amorfo, despersonalizado, alienado, que prefiere hablar de fútbol a escuchar un poema. Lanzada a su conquista, montó con Martí Sales el espectáculo titulado Anti-l’ego y tomó parte activa en otras farándulas, como el grupo llamado cataclístico, entre otros, que abren nuevos caminos expresivos y experimentan nuevos lenguajes. Es, efectivamente, una poeta nada convencional, que no hace concesiones ni zalemas a los mercados y escribe en absoluta libertad.
Su poesía, en efecto, se nutre de la experiencia urbana de la autora, que refleja en sus versos el caos de la ciudad y el aliento babélico que genera, unas veces con descarnada ironía, otras con un sutil sentido del humor, mezclando surrealismo y crítica social, mientras hila en sus obras la textura significativa de un nuevo lenguaje poético. Nuria Martínez Vernís (Barcelona, 1976) podría, en fin, definirse como una juglaresa de la postmodernidad. La recuperación de la juglaría constituye, por tanto, una característica de su creación poética. De ahí su sinceridad –incluso cuando miente- y de ahí, cómo no, su rebeldía ante el mundo que le ha tocado vivir.
Ayer martes, siguiendo el programa del ciclo, ofreció otra lectura, esta vez en la biblioteca de Nueva Jarilla, donde volvió a sorprender. Nadie queda indiferente ante su poesía.
Redacción.-