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CONVOCATORIAS

CONVOCATORIAS

Martes 5 de noviembre
19,00 h.
Ateneo de Jerez
Encuentro literario hispano-marroquí. Lectura poética.
Poetas marroquíes:
Hassan Najmi, Mourad El Kadiri, Boudouik Benamar, Azrahai Aziz, Khalid Raissouni, Ahmed Lemsyeh, Jamal Ammache y Mohamed Arch.
Poetas gaditanos:
Josefa Parra, Dolors Alberola, Domingo F. Faílde, Mercedes Escolano, Blanca Flores y Yolanda Aldón.
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24 de diciembre de 2012

Dolors Alberola presentó “Máquina” en la Universidad de Valencia. El libro había obtenido el Premio César Simón


Una leve mirada a nuestra historia es suficiente para darnos cuenta de que el hombre y la máquina son prácticamente consustanciales, si es que, en el fondo, no son la misma cosa. Allí adonde el hombre no alcanza, inventará una máquina, una especie de prótesis, que va desde el hacha de sílex hasta la última generación de robots, pasando por la palanca, el martillo o la locomotora. La máquina es, sin lugar a dudas, el complemento directo de la humanidad.
Las vanguardias, como el futurismo –que ya es pasado-, descubrieron esta realidad y la convirtieron en protagonista del arte. Fue un acto de justicia.
            Habría que preguntarse, sin embargo, si el hombre no es también una máquina; un robot más o menos perfecto, que algo o alguien moviese a su antojo, tal vez la misma vida, sin que sepamos nunca con qué fin, aunque sí conozcamos el nuestro, incapaces no obstante de leer ese código de barras, que algunos intuyeron como pecado original, otros como ADN y otros… pero eso es lo de menos. Importa, en cualquier caso, que, a lo largo de la historia, nuestras máquinas se han ido humanizando y nosotros, por el contrario, nos hemos deshumanizado, de manera que, a veces, casi llegamos a confundirnos, si no quedamos en franca desventaja.
Máquina, el libro que Dolors Alberola presentó en Valencia el pasado jueves, tras haber obtenido el IX Premio de Poesía César Simón, quiere ser una especie de visión cósmica de este suceso, desde una perspectiva que anula tiempo y espacio para apuntar al corazón del ser.       
Tiene la antigua Universidad de Valencia una bien pertrechada capilla que llaman de la Sapiencia, a causa de los latines que reproducen en el dintel una frase del Eclesiástico: Omnis sapientia a Domino Deo est, toda la sabiduría viene de Dios, no vayan a creer los estudiantillos que es lícito pensar sin la bula y venia de la Santa Madre Iglesia, por mucho que la estatua de Luis Vives presida el precioso patio central. Hoy, tan docto conjunto está consagrado al comercio y hasta algún bar de copas alberga en su interior, o tempora, o mores.      
En esta capilla, secularizada en la actualidad, se celebraron los fastos del premio; un recinto sin duda muy hermoso, decorado con cerámica de Manises y numerosos retablos barrocos, que dan cobijo a pinturas de estilo flamenco e italianizante de preciosa factura renacentista. Allí, en el presbiterio, a modo de altar mayor, instalaron la mesa donde tomaron asiento Dolors Alberola, Vicent Berenguer, responsable de la editorial, y Begonya Pozo, directora del Aula de Poesía de la Universidad, que presidió el acto y efectuó una breve glosa del libro, luego atinadamente ampliada por la autora, quien a su exposición añadió la lectura de cinco poemas. Luego, durante media hora interminable, estuvo firmando ejemplares del libro, excelentemente editado por Denes. El acto fue ágil y brillante.     

Redacción.-

19 de diciembre de 2012

Carmen Moreno y Ángel Muñoz presentaron “Moscú entre clavículas”


Emprendo la ocupación de un Moscú y de un páramo en el cual las clavículas no son sino misterios, descubriéndonos el dolor de ser hombres; clavículas propias, que se clavan ajenas y reverberan en la piel del otro y la del uno. Ya conocía yo el maravilloso hacer de Carmen Moreno desde que, de pequeña, con un cuaderno manuscrito tal vez en cada ojo y la ilusión tiñiéndole las manos, tal si fuera morita –perdónenme que no sea políticamente correcto este discurso o no me lo perdonen, da lo mismo, no voy a entrar en estupideces-, se acercaba a mi sombra y recogía papeles, papeles que venían manchados con mi sangre, porque ella, la diminuta y grande criatura de sed, bebía de la sangre de lo humano, reptaba por un mundo distinto al de sus sueños -nuestros sueños-, palpitaba con miedo fingiendo ser ausente de esta creación tan descreada. Luego se puso a alzar ciudades con sus versos, edificó un idioma religioso y urbano, paseó su palabra por cada boulevard y subió el adjetivo en grandes autobuses, donde todos vivían una pérdida de presente. Ella, ya entonces, supo que el presente derramaría sangre y se clavó el cuchillo del dolor, se hizo fuente, se condenó a un hambre que no podía saciarse en este zoo, se murió de repente y, al cabo de unos años, resucitó de nuevo y nos trajo una biblia de espejo hacia sí misma. Yo leí esos versículos y tuve aún más fe. Me dije: ésta es la voz y éste es el designio y aquí dentro la luz; y tantas cosas me dije que me quedé silente, absorta, bienquerida, entre tanta ginebra bien mezclada, tanto atún en la mar, tanto discurso ebrio, final, enmudecida, ante unas palabras que eran como palabras y no como esos tigres tibios, enfermos, malolientes que vemos en estantes y nos cobran encima la entrada a tanto circo.
Enamorada ya de su dolor y viendo que su mano de niña era aún de niña, que sus ojos bramaban como un ciclomotor que sube por la cuesta empinada y final del desespero, que su cuerpo cabía debajo del pezón de una madre sin velo… pensé: ahí su voz, el temblor, la perfidia abriendo en pus el mundo, la ternura. Pero no fue ahí donde moré por siempre; supe que volvería, que su voz un machete para abrir más camino en la espesura y aquí me ven, frente a esta clavícula, frente a este Moscú que tiene de los verbos toda la altitud, la claridad que da el sentido elevado de las cosas, la fluidez del aire que regresa al pasado y nos hermana en un grito común. En Moscú entre clavículas, Carmen, anula el tiempo y el espacio y, contraria su forma a la forma del mundo, memoriza con sangre la memoria de autores y de crímenes, de asesinatos, no sólo de la voz de otros, de intentos de callar la voz del que la tiene, de fulminar con tinta de fusil a las enredaderas, a las manos que saben lo que gritan, al amor que se escapa y vertido es más grande. Carmen cuenta su vida en esos poemas, como se cuenta a veces la vida de los niños, con más gramos de luz, de perdón y de lágrimas, creciendo en vez de ella, contra la superficie. La adulta Carmen, la ya fornida Carmen, la roca ya en el verso, la ahogada que deshizo su Storni y legó su Alfonsina para siempre a la historia. Una historia, señores, en la que ni ella ni yo creímos ningún día.
Ahora llego al páramo donde Ángel Muñoz nos muestra sus clavículas, las encierra en palabra que es al par filosofía y trueque, silencio donde decir lo mucho y esquivar lo banal, construcción destructivista, pues solamente el concepto, el puñal, la herida supurante con poquísimo hueco, el decir solamente lo que hay que decir. Ángel se atreve a penetrar palabras hasta llegar a su íntimo secreto con tan sólo el puñal de su propia palabra, que hace de las otras un territorio abierto, constriñendo su forma hasta abarcar el aire del lector que atraviesa por su páramo. Bien adoptado el nombre, pues la parquedad amplísima de su voz contiene ese misterio de pronunciar apenas lo que dentro de uno se hace mundo y llegar a sangrarnos con ese definitivo decir de que todo entonces se vaya a la mierda porque ya nos ha herido y ese dolor tan íntimo tardará una vida en olvidarse.
Con estas palabras, Dolors Alberola introdujo a los autores del libro, que anoche se presentó en El Guitarrón de San Pedro, en Jerez de la Frontera. Luego, Carmen Moreno y Ángel Muñoz leyeron sus poemas, en tanto la música de Paco Medina arropaba con su magia la fuerza lírica de los versos. Lo demás, como sucede siempre en estos casos, es inefable.

Redacción.-

18 de diciembre de 2012

Víctor Alija presentó en Cádiz "Whoopita Bella y la historia del Niño de Piedra”


No es lo mismo soñar la vida que vivir un sueño. Sobre todo en estos tiempos tan difíciles que nos toca cruzar. Ya, con el primer volumen de Whoopita Bella, Víctor Alija nos dejó claro que hasta de la cárcel más honda se puede huir con la imaginación; y digo lo de cárcel por las muchas encerronas que la sociedad actual y sus teje-manejes nos tienen echadas. Ahora, un tiempo después, con Whoopita Bella y la Historia del Niño de Piedra, regresan estos pequeños seres de su mano, pero ya vienen preparados para el invierno y las dificultades que, sin duda, traerá en su equipaje. Vestiditos de seta y posteriormente de huevo, atraviesan las tres partes de esta magnífica historia en busca todavía de su papi, el que les fue arrebatado la noche del Río Sordo.
Con estas palabras, Dolors Alberola dio comienzo a su intervención como presentadora del libro, que anoche llenó la sala de Alejandría, en pleno centro de la capital gaditana. En el acto intervino además Neomar Bethencourt, moderándolo con acierto y propiciando la intervención del público.
El libro cuenta las fantásticas aventuras de un grupo de muñecos cabbage, en un entorno mágico donde todo es posible. Sin embargo, “Whoopita Bella y la Historia del Niño de Piedra” no es un libro de niños de tal a cual edad, es un libro sencilla y únicamente para niños, pero no solamente para esos niños que vemos en los parques o en los colegios o en las calles de la ciudad o en los campos; también para los que no vemos y están en los hospitales, los centros de la tercera edad, los juzgados, las cárceles, los mercados, las oficinas… “La Historia del Niño de Piedra” es para el niño que todos los seres humanos llevamos dentro. Es un signo de paz. Es un arma contra la destrucción. Es una señal de alianza. Imagínense un mundo en el que todos creyéramos en el sueño, en la utopía, en la belleza, en el amor. No habría tantas convulsiones y, a su modo, eso es lo que nos enseñan estas páginas. Cuerda son que saca hasta la superficie al niño que pudiera yacer más o menos asfixiado y le deja vivir de nuevo.
Según Alberola, la historia de Whoopita es un libro construido con ingenio, en el que cada parte, más aún: cada capítulo posee vida propia, con una doble intencionalidad, pues se trata, por una parte, de facilitar la lectura, sobre todo a los más pequeños, y, por otra, potenciar la capacidad de ensoñación del lector, que no tarda en sentirse atrapado por el relato y vivir en las carnes de su propia fantasía las aventuras más increíbles y portentosas. Cuando esto sucede, es imposible huir de este mundo fantástico o, dicho de otro modo, abandonar el libro. Víctor Alija lo sabe, cómo no, pues por eso ha sabido imprimir al relato un ritmo trepidante. Todo es acción en él, por más que en cada acto viaje un arsenal de ternura, contado todo ello con un lenguaje limpio, directo, joven y sugerente, que incita a la lectura y abre las puertas al conocimiento.
Luego, el autor refirió algunos pormenores de la creación del libro y respondió a las numerosas interpelaciones o simples preguntas de los asistentes, creando una dinámica participativa que enriqueció el acto. En los tiempos que corren –había dicho Alberola-, marcados por la prisa, la indiferencia y la inmediatez de las cosas prácticas y rentables, resulta sorprendente la imaginación del autor. Asombroso, este joven Verne actual, que nos lleva hábilmente de la mano por territorios inimaginables. Capítulo tras capítulo y casi página a página, Víctor Alija se nos saca de la chistera o de la bocamanga un universo nuevo, creado a la medida de sus sueños, que si no sustituye a la realidad, sí la embellece y eleva, hasta hacerla inocente como un niño y convencer al lector, cualquiera que sea su edad, de que es posible ennoblecer el mundo con unas gotas de magia, otras tantas de poesía y la mirada limpia de quien derrocha amor.

Redacción.-

Cádiz, Día de la Lectura y homenaje a Rafael Alberti


                El pasado domingo, con ocasión del Día de la Lectura en Andalucía, tuvo lugar en Cádiz una lectura de poemas de Rafael Alberti, a quien por este motivo y coincidiendo con su centésimo décimo aniversario se rindió un homenaje literario. El acto, que se desarrolló en el oratorio de San Felipe Neri, estaba organizado por el Centro Andaluz de las Letras.
                Juan José Téllez, poeta, narrador, periodista y actual responsable del CAL, fue el maestro de ceremonias, que, con mano firme y guante de seda, logró encauzar un acto en el que tomaron parte cuarenta personas, entre poetas, narradores, músicos y otros artistas, que prestaron su voz –la voz física, claro- a la palabra hermosa, inteligente y comprometida de Rafael Alberti, en medio de ingeniosos comentarios que imprimieron al evento un saludable tono festivo, sin menoscabo de la dignidad inherente al hecho poético.
                Hilda Martín, Fernando Lobo, Pablo Guerrero, Alejandro Pérez Guillén, Amaya Zulueta, Ana Sofía Pérez Bustamante, Amalia Vilches, Felipe Benítez Reyes, José Mª. García López, Magdalena González, Nono García, Inmaculada Márquez, David Franco, Dolors Alberola, Domingo F. Faílde, Selu García Cossío, Antonio Martínez Ares, Inmaculada Moreno, Javier Vela, Jesús Fernández Palacios, Fernando Polavieja, Rafael Román, Jesús Maeso, José manuel Benítez Ariza, Daniel Heredia, Luis García Gil,  Pasión Vega, Pilar Paz Pasamar, Rosario Troncoso, Rafael Marín, Antonio Anasagasti, Pepe Maestro, José Manuel García Gil, Manuel Francisco Reina, Blanca Flores, Paloma García Suero, Josefa Parra, Ana Rodríguez Tenorio, Eduardo del Pino, Antonio Serrano Cueto, Carlos Cabre y Carmen de la Jara, compusieron –salvo inevitable omisión- la  nómina de participantes, que dieron vida y sentido al que muchos denominaron templo de la libertad, pues fue en aquella iglesia donde se proclamó la Constitución de 1812.

Redacción.-

14 de diciembre de 2012

Domingo F. Faílde: lectura en La Qarmita y presentación de “La mala letra” en Granada


Una visión pesimista de la historia y del destino de la humanidad, así como el sinsentido de la existencia, constituyen los tres grandes ejes temáticos de la poesía de Domingo F. Faílde, en torno a los cuales despliega el autor los asuntos que suelen comparecer en su obra poética, tanto aquellos que se reputan eternos (amor, dolor, tiempo, muerte), como los que derivan del momento y las circunstancias: la soledad interna del individuo y, en contraposición, su compromiso con la sociedad, junto a las numerosas contradicciones que genera su inserción en el devenir, sin que falten las reflexiones, bastante frecuentes, acerca de la poesía, su naturaleza e historia y la propia condición de poeta.
                Con estas credenciales, compareció el autor en La Qarmita el pasado día 13, y allí ofreció una lectura poética, con dos centros de interés: por una parte, la presentación en Granada de su libro La mala letra, publicado por Vitruvio recientemente, y por otra una ajustada selección de inéditos, procedentes de otros volúmenes de próxima aparición.
                Fueron, unos y otros, muy celebrados por el público que, en breve coloquio, elogió la ironía de Faílde, su voluntad transgresora y, desde luego, la pulcritud estética de sus composiciones, rasgos éstos que destacó el poeta Víctor Alija en sus palabras de introducción.
                Respecto a La mala letra, Domingo F.Faílde insistió en la poética que él denomina de fase terminal y que se caracteriza, sobre todo, por su expresión desnuda, cruda incluso, liberada de prejuicios teóricos y no exenta de malditismo, compatible sin embargo  con la ternura y el intento de comprensión de un mundo sin sentido, que no logra entender. Ante el fracaso de la vida humana, la poesía nos tiende su lenguaje como herramienta para escrutar las sombras, en busca de una utópica esperanza y un poco de luz.
                Al final, el poeta tuvo que realizar varios bis y la velada se cerró con firma de ejemplares, buen vino y el mejor hacer de los responsables de La Qarmita.
                Con este acto se clausuraba el II Ciclo de Poesía Bendito Qarma, dirigido por Víctor Alija y organizada por su sello editorial Compañía de Versos Anónimos.

Redacción.-

5 de diciembre de 2012

Versos en plenilunio, despedida y cierre


                Durante casi año medio –dijo Domingo F. Faílde al presentar el acto-, Versos en Plenilunio ha mantenido su cita semanal con los amantes de la poesía, que han disfrutado con los poemas de numerosos autores, manteniendo un notable nivel de calidad; unos, ya avalados por su trayectoria, y otros, los más jóvenes, por su propia pasión creadora. Todos tuvieron aquí un foro amable y cálido y un  público entregado a la belleza. Hoy, el ciclo llega a su fin, tras una andadura que nos iguala a otros similares, como los que vienen celebrándose en los Diablos Azules, de Madrid. Lograr esto en Jerez, sin subvenciones ni apoyos de ninguna índole, es una proeza de la que podemos sentirnos orgullosos. Pero es necesario acabar, pues lo que permanece demasiado puede esclerotizarse, caer en la rutina y perder el encanto. Conviene, pues, darse un tiempo para reflexionar y, si responde a la necesidad, volver a las andadas frescos y renovados.
                Y el acto de clausura dio comienzo seguidamente. Al recital acudieron Dolors Alberola, Álvaro Caputto, Domingo F. Faílde, Carlos Guerrero, Chencho Ríos, Carmen Sáiz Neupaver y Maribel Tejero, que leyeron sus poemas ante los numerosos amigos que quisieron acompañarles, poniendo un bello broche a la actividad.

Redacción.-