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CONVOCATORIAS

CONVOCATORIAS

Martes 5 de noviembre
19,00 h.
Ateneo de Jerez
Encuentro literario hispano-marroquí. Lectura poética.
Poetas marroquíes:
Hassan Najmi, Mourad El Kadiri, Boudouik Benamar, Azrahai Aziz, Khalid Raissouni, Ahmed Lemsyeh, Jamal Ammache y Mohamed Arch.
Poetas gaditanos:
Josefa Parra, Dolors Alberola, Domingo F. Faílde, Mercedes Escolano, Blanca Flores y Yolanda Aldón.
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27 de abril de 2012

Julio Rivera presentó su libro "Mirar de amor"


Anoche, en el salón de actos de la Fundación Rafael Alberti, tuvo lugar la presentación del reciente libro del poeta Julio Rivera Cross. Mirar de amor es el título de esta entrega, cuyas reminiscencias cancioneriles pretenden ser un guiño al lector avisado, trasladándolo hacia aquel siglo XV en que había un poema para cada ocasión. No es esto lo que alienta en su interior ni se trata tampoco de un libro de poemas amorosos, sino la expresión más lírica y rutilante del amor con que el poeta mira el mundo, la vida, su propia experiencia, para dejar constancia de su paso.
El acto estuvo muy concurrido: poetas, autores de teatro, actores, amigos y público admirador, asistieron a esta excelente velada que, bajo los acordes de Marta Perry  y los versos del autor, derrochó emotividad y, sin lugar a dudas, belleza, pues de eso se trataba.
            Tras las breves palabras del concejal de cultura y el editor, intervino la poeta Dolors Alberola, autora del prólogo y presentadora del libro: Quien se adentre en “Mirar de amor”  –dijo- observará que, sin estridencias ni malabarismos, sin rupturas traumáticas ni concesiones a lo establecido, el autor ha sabido forjar su poética, atenta únicamente al dictado de su voz interior, que le va revelando sus arcanos, y él los reelabora en su escritura con metáforas impregnadas de luz, con palabras incluso de estirpe cotidiana, tocadas de rara magia, y una justa retórica que, aliada de la sintaxis, acopla la expresión al contenido, obteniendo un estilo caracterizado por el equilibrio de todos los elementos que intervienen en él y una gran armonía, queimpregna los poemas de musicalidad. Por ella navegan la emoción, la ternura, y, cómo no, la mirada del poeta, cuya poderosa subjetividad unifica el discurso.
                En opinión de Alberola, el poeta contempla su existencia. Ya no es un niño, un joven, sino un hombre maduro, cargado de experiencia, que mira al niño, al joven, al hombre maduro que aún es y ve lo que ha vivido y ve lo que ha ganado y ha perdido en la inicua ruleta de la fortuna. Y ve, sobre todo, belleza, ríos y mares de belleza que, un día, cuando él se vaya, se quedarán cantando como los pájaros de Juan Ramón Jiménez, consciente de que éstos también mueren y que tan sólo el canto permanece. A partir de este instante, Julio Rivera se metamorfosea: contempla lo cantado por vivido y eterniza, en el milagro de su palabra, al amor, cima de todo lo hermoso que ha poseído.
                Y el poeta, complacido, emocionado y consciente de su compromiso con la palabra, leyó varios poemas de este Mirar de amor, que el respetable acogió con aplausos, tras escuchar con arrobamiento los versos de Rivera, quien más que añorar aquello que el viento se llevó, parece celebrarlo con el mismo entusiasmo de los descubrimientos juveniles y una mirada limpia, casi infantil, que sabe renovarse en contacto con la naturaleza y emprender con serenidad nuevos vuelos.
Finalizado el acto, una larga hilera de lectores aguardaba al autor, que tuvo que emplearse a fondo firmando ejemplares, en tanto se servía una copa de vino, por gentileza de la editorial.

Redacción.-

26 de abril de 2012

Dolors Alberola, Maribel Tejero y Domingo F. Faílde, 3 voces 3 y la poesía en horas futbolistas


A Roma, la Roma del latín, la culta Roma de Horacio, Virgilio y Catulo, le cabe el triste honor de haber inventado el ocio manipulador, el panem et circenses, los servicios de inteligencia, la represión, la miseria necesaria, diguem, de tanta gent. Lo que, traducido al castellano de hoy, vendría a significar algo así como TVE, las corridas del señor Wert, el fútbol sacrosanto, los chivatos de la pasma, los mossos d’esquadra y los ministros y ministras del PP. Los mismos perros con diferentes collares, pues como dijo el Eclesiastés –me pregunto si Rouco Varela lo habrá leído- no hay nada nuevo bajo el sol o nihil novum sub sole.
                Topamos con el fútbol, desde luego, ese Bayern-Madrid o viceversa, que nos la sopla tanto como al Sr. Gaspart, también descabalgado por una semiótica tan infalible como las matemáticas: España no pinta nada en Europa y aún habremos de agradecer que la señora Merkel no tenga donde soplarle, que si no… Y, como no hay dos sin tres, caerá también la Selección Nacional, ahora denominada La Roja, aunque azul en el fondo como en los tiempos de don Pedro Escartín.
                A despecho de todos, anoche la poesía puso su pica en Flandes o, para ser exactos, en el Café-Bar Damajuana, donte tuvo lugar una lectura poética, a cargo de Dolors Alberola, Maribel Tejero y Domingo F. Faílde, bajo el título de 3 voces, que, en este caso, resultaba obvio, y es que, a veces, no hay mayor elocuencia que lo más simple.
                Y Maribel Tejero espigó sus poemas más comprometidos, para cerrar su ronda con una incursión personal e intransferible en el mito de Icaria, mientras Dolors Alberola desfloraba ante el público un cuaderno precioso, inédito todavía, y Domingo F. Faílde alternaba una serie de poemas marinos con otros de factura más reciente. Por raro que parezca, en tiempos como éstos, en que sólo Rihannas, Jenifers, Madonnas y otros divinos muslámenes tienen licencia para repetir, los poetas de la terna hubieron de hacer bis: es evidente que, al menos sus versos, están de buen ver.
                La velada acabó entre aplausos, incienso veneciano, mirra bizantina, claveles portugueses –no en vano era 25 de abril-, fotos, abrazos y eso que los más jóvenes llaman buen rollo, para acabar en la Cibeles casi metafísica que es la barra de un bar. La gente, alrededor, hablaba de fútbol. ¿Qué estarían pensando los ministros…?

Redacción.-

23 de abril de 2012

Nueva biblioteca y unos versos de Dolors Alberola


                A la hora de pergeñar estas líneas, el cronista no sabe si en Jerez –el Jerez oficial, quiere decir- se habrán organizado muchos actos por aquello del Día del Libro, aunque probablemente más valiera que el susodicho pasase tal de incógnito por innecesario y, desde luego, al margen de tentaciones manipuladoras, dirigistas y hasta liberticidas, que a todas ellas nos tienen acostumbrados.
                Es igual. Aquí está, como siempre, la poesía, flameando en la adusta primavera del sur, como esas banderas que tanto entusiasman a algunos, para que nadie quede sin su ración cotidiana de pan ni el aire que, en palabras de Celaya –ya menos denostado que hace una década-, exigimos nada más y nada menos que trece veces por minuto.
                Aquí está, de la mano de Dolors Alberola, esta tarde en el CEIP El Membrillar, ante padres y madres que, a despecho de penurias, transmitidas y congénitas, recortes y falacias, inauguraban la biblioteca del Centro, en un gesto sublime de esperanza.
                En ella, en la palabra, en poemas de autores como Dolors Alberola, está la garantía de un futuro de paz, justicia y libertad.

Redacción.-

22 de abril de 2012

Mariano Rivera, lecturas en Madrid


Ya sea por aquello de que vivimos a golpes y apenas si nos dejan decir que somos quien somos o porque, simplemente, ha llegado al planeta una nueva llamarada solar, el caso es que el país -¡quién lo dijera!- arde por todas partes en una hoguera que, por raro que nos parezca, no es la barbacoa inquisitorial, sino el fuego de la poesía. Imposible, pasar revista a todo cuanto sucede por esos grandes o pequeños olimpos: Madrid, Badajoz, Granada, Torremolinos, Gandía, Cáceres, Jerez de la Frontera, Sevilla, Totana… Falta hacía algo así.
En Madrid, como estaba anunciado en estas mismas página, Mariano Rivera presentó y defendió una ponencia sobre Los temas científicos en la poesía actual, en el debate organizado por la Sesión Agrupación de Retórica y Elocuencia del Ateneo de Madrid. En el transcurso del acto, organizado y presentado por Aarón García Peña y celebrado el pasado día 20, el poeta desarrolló su tesis , basada en la filosofía transhumanista y en las ciencias tecnológicas de nuestro siglo XXI, asimiladas poéticamente en dos de sus libros de poesía,  Célula polen y El software de la inmortalidad.
El sábado 21, en los Diablos Azules, lleno a rebosar, a despecho del Barça-Madrid, participó en una de las lecturas que viene organizando Fernando Sabido. Mariano Rivera leyó poemas de sus libros Dioses y Héroes en retirada y Acuario Blue, que, por cierto será presentado el viernes 18 del próximo mes de mayo, a las 9 de la noche, en los Diablos Azules, con introducción a cargo de Fernando Sabido.

Redacción.-

21 de abril de 2012

Dolors Alberola: lectura poética en Badajoz


No es fácil, desde luego, llegar a Badajoz y menos todavía utilizando el transporte que, mal llamado público, somete a los viajeros a todas las incomodidades y penurias exigidas por algo tan privado como el beneficio. La cuchilla de la rentabilidad amenaza al viajero desde el momento mismo de planear su desplazamiento:  en tren, desde Jerez a Santa Justa; en taxi, a toda leche, desde el templo del AVE, que sólo va a Madrid, a la antigua estación de Plaza de Armas; y de aquí, finalmente, a Badajoz, haciendo escala en cuantos pueblos, ciudades y villorrios se ponen a tiro a ambos lados de la carretera. Total, cinco horas, sin contar las esperas correspondientes, que no son desdeñables.
Con todo, bien merece la pena recalar en aquella ciudad y llenarse los ojos de Guadiana, luego de haberlo hecho con los tesoros catedralicios, la increíble plaza Alta y, cómo no, el viejo Alcázar, desde cuyas almenas y casi a un tiro de piedra, uno puede seguir la línea de Portugal y el blanco caserío de la ciudad de Elvas. Y no digamos nada si, en un café del centro –el Victoria,  premio Fehr 2011 a la difusión de la cultura en hostelería- nos aguarda el parnaso local casi al completo, con el verso dispuesto y el corazón en la mano.
De la de Antonia Cerrato, organizadora del acto, vendría esta lectura, cuya primera parte convocó a José Luis Antonaya, Joaquín Mangas Guisado, Raquel Matesanz, Amalia Mangas Durán, Carmen Alegre y Félix Gala, que dejaron hermosas muestras de su quehacer.
En el coloquio que siguió a su intervención, Dolors Alberola declaró que su poesía parte, en buena medida, de la aceptación de una realidad: la vida es triste y llega incluso a asentarse en lo sórdido; por eso, consiste su labor en llevar al poema esa tristeza, ese dolor inmenso, las tragedias de cada día, el enigma terrible de la muerte, para extraer de su negrura toda la luz posible y convertirla en belleza. Se refería, de un modo muy especial al motivo fundamental de su último libro, Sobre la oscuridad, del que, a modo de presentación, leyó varios poemas.
Antes, tras explicar su idea de la unidad del tiempo y el afán subsiguiente de suprimir las barreras del espacio y el tiempo en sus poemas, había efectuado un recorrido por su obra anterior, deteniéndose en textos tan significativos como la Oda posterior a la última oda, Cave canem, Biblioteca o Puellae gaditanae.
El acto se cerró con la firma de ejemplares del pulcro cuadernillo que, al efecto, habían publicado los organizadores.
Del viaje de vuelta no hablaremos. Teníamos la memoria en los Campos Elíseos de la poesía.

© Domingo F. Faílde, 2012.-

18 de abril de 2012

"Los espacios vacíos": Carlos Guerrero presentó su libro en Jerez


Anoche tuvo lugar en el Café-Bar Damajuana la presentación en Jerez del libro Los espacios vacios, del poeta Carlos Guerrero.
La memoria –dijo Domingo F. Faílde en sus palabras de introducción-,  llena el vacío de un tiempo que, sin más, se esfumó. Recuperarlo implica, sin embargo, una elevada dosis de subjetividad, pues el recuerdo suele estar impregnado de sentimientos tan diferentes como encontrados: nostalgia, rechazo, dolor, alegría, odio, piedad, desprecio, simpatía, amor… Y, en el caso de Carlos Guerrero, una conciencia de pérdida, ligada al paraíso de la infancia.
Para el hombre contemporáneo, el drama de la vida tiene como escenario la ciudad, sea cual sea. Éste es el marco de su experiencia, en todo similar a la de millones de seres humanos que el pensamiento único ha tratado de uniformar, obligándolos a moverse por el estrépito de las avenidas, las calles de cristales opacos, los tristes rascacielos, el bar, lleno de gente que grita y se confunde, etc., etc., para al cabo representar un papel lleno de gestos tan comunes y repetidos como beber un güisqui, practicar el sexo, olvidar los te quiero encima de otra cama, tomar café y más etcéteras, para darse de bruces finalmente con una terrible evidencia: Estoy solo ante mí… y no me gusta nada.
De lo abstracto y metafísico a lo concreto de la experiencia vital, se transforma el vacío en soledad. Cuando al fin el futuro, reducido a una mínima perspectiva, vaya abriendo el vacío definitivo y, sin duda, absoluto, habrá de ser el tiempo/ quien ponga en su lugar a la tristeza […] junto a los sueños rotos,/ sin más razón de ser que seguir vivo.
El libro se divide en cuatro partes, La gran ciudad, De sitios y situaciones, Obstinada memoria y Conclusiones aplazadas que son, a modo de círculos concéntricos, los hitos de un conjunto definido, ante todo, por su unidad, cuanto por el estilo, limpio y cuidado, que acredita el quehacer poético del autor, quien busca en cada instante la palabra precisa y concisa, sin que las procedentes del lenguaje más coloquial e incluso descarnado logren amedrentarlo. Seguro de sí mismo, logrará domeñarlas, integrándolas sabiamente en las arquitecturas sintáctica  y semántica del poema que, de este modo, discurre con claridad meridiana, guardando un equilibrio razonable entre estética y emoción. A esta fórmula –o, al menos, a la interpretación que de ella se hace en el libro- suele denominar Carlos Guerrero realismo utópico. Tal vez por ello, los duros paisajes del asfalto, la lluvia y el desamor, que rodean la cima del vacío, pueden, al mismo tiempo, ser atalaya para ver el mar.
Pero, por encima de todo, Los espacios vacíos es un libro emotivamente intenso, que rezuma ternura y belleza y abre, como toda poesía verdadera, una escotilla mágica para asomarse al ángulo oscuro donde, a pesar de todo, brilla, con luz propia, la realidad humana.

Redacción.-

13 de abril de 2012

"Entreguerras". José Manuel Caballero Bonald presentó su último libro


                Muy bien escrito, pero qué pesimista, comentó una señora, mientras abandonaba el salón de actos, abarrotado aún. Lo primero, le dije, había que suponérselo al autor, lo mismo que el arrojo y la valentía a los soldados del antiguo régimen; en cuanto al pesimismo y su contrario natural, no son valores filosóficos ni, por idéntica razón, literarios. Una obra poética es buena o mala, válida o no, por la materia que comunica y la eficacia con que lo consigue el poeta, mediante sus recursos lingüísticos y el más importante de todos: su ingenio, esa capacidad de generar sorpresa y obligar al lector a salir de su desasimiento e implicarse en el discurso con la misma pasión que éste suscita. El pesimismo, por lo demás, como sabe cualquiera, es igual a optimismo más unas gotas –las necesarias- de lucidez.
                Eso es Entreguerras, el libro que anoche presentó José Manuel Caballero Bonald en la fundación que todavía, y esperemos que por los siglos de los siglos, ostenta su nombre. Con la sagacidad que caracteriza tanto a su prosa como a su poesía, el autor ha sabido ubicarse en el filo de los conceptos para nombrar el tiempo que nos está tocando vivir y aludir, en una soterrada e inteligente amenaza, a lo que puede venírsenos encima –la historia, cuando no se repite, se caricaturiza-, utilizando contexto tan inquietante para enmarcar su propia experiencia, rica, a fe mía, en un escritor de 85 años, que ha vivido en primera línea las venturas, aventuras y desventuras de un tiempo y un país.
                Más que una biografía, como suele afirmarse de oficio, estaríamos ante una heterobiografía de Caballero Bonald, es decir, un retrato poético interactivo en el que la voz lírica hace bueno aquel verso de Pablo Neruda: yo no soy sólo un hombre, sino todos los hombres. Por eso, Juan José Téllez, en su brillante glosa, cita a Montaigne –je suis moi-même la matiére de mon livre- para, seguidamente, emprender un repaso por la historia personal del poeta, que es también testimonio de la historia común.
                Ordenar semejante aluvión de recuerdos y salvarlos del caos es difícil tarea, sobre todo  en poesía, máxime si el autor, más allá de contar lo vivido, reflexiona, comenta, opina, recrea y resuelve el problema mezclando la enseñanza de los clásicos y dotando al discurso de una estructura lógica con los hallazgos de una generación –la suya- que exploró los más hondos resquicios del lenguaje: utilización del versículo y, sobre todo, esa ausencia de puntuación que obliga al poeta a medir y pesar cada palabra, exprimiendo su potencial significativo, forzando así al lector a saborearla y destapar el cofre de sus posibilidades connotativas, en tanto se establece entre ambos una deseable, por imprescindible, complicidad. Por otra parte, la supresión de los géneros literarios tradicionales convierte a este largo poema en una especie de canto cósmico, la imagen visionaria de lo que, parafraseando a los Beatles, pudiéramos llamar un día en la vida, aunque aquel se multiplique por los 85 del autor y ésta venga de lejos, sume y siga.
                Que es un libro importante este Entreguerras, no hace falta decirlo. Por el mismo motivo que a nadie dejó indiferente tras su lectura. Actos como el de anoche nos hacen ver, por si hace falta a algunos, que la vieja, denostada, sospechosa y maltratada, pero siempre mágica y turbadora poesía, es, mucho más que un lujo, la razón de estar vivos, que dijo Gil de Biedma.

© Domingo F. Faílde, 2012.-

Recital Internacional de Poetas. Mariano Rivera Cross: la ciencia en la poesía y un nuevo libro


El sábado 21 de abril, a las 20,30 h., se celebrará en Diablos Azules, de Madrid, un Recital Internacional de Poetas (Antología siglo XXI), presentado por Fernando Sabido. En él tomarán parte, además del mencionado con anterioridad, Sagrario del Peral, Valerio Cruciani (Italia), Ana Martín Puigpelat, Arturo Prado Lima (Colombia), Francisco J. Muñoz Soler, Isabel Miguel y Mariano Rivera Cross. El acto será televisado a través de Internet (http://www.lahojaenblanco.es).
Mariano Rivera Cross intervendrá además, el día 20, en el Ateneo madrileño, en un debate acerca de la presencia de las ciencias en la poesía, defendiendo sus tesis a partir de sus libros Célula polen y El software de la inmortalidad. El poeta jerezano tiene prevista para el mes de mayo la presentación de Acuario Blue en el mencionado Ateneo de Madrid, en Los Diablos Azules y en el Cafetín Croché de San Lorenzo de El Escorial.

Redacción.-

11 de abril de 2012

Lectura poética de Yolanda Aldón. La autora presentó su primer libro


Yolanda Aldón ofreció anoche una lectura poética en el Café-Bar Damajuana, de Jerez. El acto, que fue presentado por Dolors Alberola, se inscribe en el ciclo Versos en plenilunio.    
La autora dividió su intervención en dos partes y así, en la primera, leyó textos inéditos en su gran mayoría, acaso anticipo de su próximo libro, en tanto la segunda constituyó de hecho una presentación de Cádiz y la otra orilla, a sorbos de a-mar y versos, recientemente publicado por la editorial jerezana Origami.    
Acerca de este libro, Eduardo Galán escribió: La poesía de Yolanda Aldón acaricia la piel del alma del lector como las olas de la orilla de las playas gaditanas. Luz, sol, arena, sal y humedad crecientes. Así es la intensidad lírica del libro poético que está en tus manos. La frase poética cabalga a lomos de una intensidad emocional que condensa las emociones de la escritora. En ocasiones, predomina la frase nominal, la ausencia de los verbos, con la intención de presentarnos lo esencial del amor, aquello que se escapa a la mirada de los seres humanos, lo que está más allá de la realidad visible o sensitiva. La esencia de la pasión, de la atracción, de la fusión de cuerpos, de almas... Una frase nominal plena.     
Su poesía, en efecto, nos pareció directa, concebida para pulsar las cuerdas emocionales de un público joven, que se debate entre la musicalidad y el hallazago como vehículos de toda clase de sentimientos: amor, deseo, cotidianeidad y compromiso con las turbias realidades del presente comparecen en los poemas de Aldón, cuya expresión alcanza sus mejores momentos en los textos más breves, que imponen concisión y densidad.     
Será tal vez por ello que el acto fuese breve y dejase en el auditorio la imagen justa que quiso proyectar la poeta.      

Redacción.-

9 de abril de 2012

100 poemas para Albano Martins

Siempre pensé que cuantos escribimos, hablamos y pensamos en castellano tenemos cierta deuda con Portugal o, para ser exactos, con su lengua, sobre todo en aquellos tiempos en que portugués y gallego disfrutaban de un culto maridaje, capaz de introducir el ADN del ya casi extinto latín en la mente de los que hicieron posible la llamada norma alfonsí, conato de gramática de nuestro incipiente idioma, tan débil e impreciso todavía que el valedor del intento, Alfonso X El Sabio, recurrió al de sus vecinos para escribir sus famosas Cantigas. Hasta aquí nuestra historia común en materia lingüística, por lo demás sujeta a los mismos avatares que la política, esa hidra fratricida que, caprichosamente o al dictado de oscuros intereses, acerca o separa a los pueblos, sembrando casi siempre la discordia, la incomprensión y el mutuo desconocimiento.
                Es, desde luego, el caso de España y Portugal, que comparten el mapa de la península Ibérica y han vivido, no obstante, de espaldas, cuando la guerra no las ha enfrentado. Esto, según un dicho popular muy extendido, suele ocurrir hasta en las mejores familias.
                Sucede, por ejemplo, que nuestro Luis de Góngora, piedra fundacional de lo que fue más tarde la generación denominada del Veintisiete, apenas se conoce en Portugal, de la misma manera que, en España, para una gran mayoría, no hay vida literaria ni antes ni después de Fernando Pessoa. Hay que advertir no obstante que, en las últimas décadas, la situación ha cambiado bastante y, más allá del fado y el flamenco, la cultura de ambos países empieza a ser conocida, apreciada y estudiada en ambos lados de una frontera que, afortunadamente, puede cruzarse a pie.
                Más acá de Pessoa, son muchos los poetas que vienen construyendo con la solidez de sus obras una poesía importante, hermosa, de altos vuelos, escrita en la lengua de Camôes.
                Decía León Felipe que hay dos clases de poetas: el prometeico, que da testimonio de la luz, y el maldito, que da testimonio de las sombras. Si aceptamos, en su evidente y meridiana simplicidad, esta clasificación, habremos de admitir sin reparos de ningún género, que Albano Martins, nacido en Telhado (Fundâo, Portugal), en 1930, responde casi por antonomasia al perfil del poeta prometeico, autor de una obra que, en opinión de sus críticos y estudiosos, destaca por su radiante luminosidad: Secura verde, Inconcretos domínios, Poemas do retorno, O espaço partilhado, A voz do olhar, Castália e outros poemas, Palinódias, palimpsestos, etc., etc. acreditan un estilo forjado en el profundo conocimiento de los clásicos latinos y proclive, por tanto, a la concisión y la claridad, un magnífico sedimento donde hará germinar esa explosión de luz que, filtrada en el tamiz de su mirada, transformará el poema –cada poema- en una verdadera, rotunda revelación. El misterio, en la pulcra redoma de su expresión, investido del claror de su palabra limpia, precisa, sabiamente denotativa, abre al lector el horizonte inmenso de las más comunes experiencias humanas, que son al mismo tiempo las de naturaleza más profunda, en opinión de Eduardo Lourenço.
                De sus manos y, sobre todo, de la amistad, saber y maestría de la poeta María do Sameiro Barroso, nos llega 100 poemas para Albano Martins, editado por Labirinto, un homenaje necesario, por merecido, a este gran poeta portugués y una amplia muestra de la actualidad literaria portuguesa, en la que, sin embargo, nos hemos infiltrado algunos españoles, solidarios con la palabra de Albano Martins y amigos, desde luego, de no pocos poetas del país hermano (Fernando Esteves Pinto, Tiago Nené...) y su espléndida trayectoria.
                Sería, pues, prolijo enumerar cien nombres, uno a uno, e injusto resumirlos. Por razones, sin más,  territoriales, me ciño sólo a tres: Carlos Guerrero, Dolors Alberola y quien firma estas líneas estamos allí. Sin duda, un honor.

© Domingo F. Faílde, 2012