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CONVOCATORIAS

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Martes 5 de noviembre
19,00 h.
Ateneo de Jerez
Encuentro literario hispano-marroquí. Lectura poética.
Poetas marroquíes:
Hassan Najmi, Mourad El Kadiri, Boudouik Benamar, Azrahai Aziz, Khalid Raissouni, Ahmed Lemsyeh, Jamal Ammache y Mohamed Arch.
Poetas gaditanos:
Josefa Parra, Dolors Alberola, Domingo F. Faílde, Mercedes Escolano, Blanca Flores y Yolanda Aldón.
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18 de abril de 2012

"Los espacios vacíos": Carlos Guerrero presentó su libro en Jerez


Anoche tuvo lugar en el Café-Bar Damajuana la presentación en Jerez del libro Los espacios vacios, del poeta Carlos Guerrero.
La memoria –dijo Domingo F. Faílde en sus palabras de introducción-,  llena el vacío de un tiempo que, sin más, se esfumó. Recuperarlo implica, sin embargo, una elevada dosis de subjetividad, pues el recuerdo suele estar impregnado de sentimientos tan diferentes como encontrados: nostalgia, rechazo, dolor, alegría, odio, piedad, desprecio, simpatía, amor… Y, en el caso de Carlos Guerrero, una conciencia de pérdida, ligada al paraíso de la infancia.
Para el hombre contemporáneo, el drama de la vida tiene como escenario la ciudad, sea cual sea. Éste es el marco de su experiencia, en todo similar a la de millones de seres humanos que el pensamiento único ha tratado de uniformar, obligándolos a moverse por el estrépito de las avenidas, las calles de cristales opacos, los tristes rascacielos, el bar, lleno de gente que grita y se confunde, etc., etc., para al cabo representar un papel lleno de gestos tan comunes y repetidos como beber un güisqui, practicar el sexo, olvidar los te quiero encima de otra cama, tomar café y más etcéteras, para darse de bruces finalmente con una terrible evidencia: Estoy solo ante mí… y no me gusta nada.
De lo abstracto y metafísico a lo concreto de la experiencia vital, se transforma el vacío en soledad. Cuando al fin el futuro, reducido a una mínima perspectiva, vaya abriendo el vacío definitivo y, sin duda, absoluto, habrá de ser el tiempo/ quien ponga en su lugar a la tristeza […] junto a los sueños rotos,/ sin más razón de ser que seguir vivo.
El libro se divide en cuatro partes, La gran ciudad, De sitios y situaciones, Obstinada memoria y Conclusiones aplazadas que son, a modo de círculos concéntricos, los hitos de un conjunto definido, ante todo, por su unidad, cuanto por el estilo, limpio y cuidado, que acredita el quehacer poético del autor, quien busca en cada instante la palabra precisa y concisa, sin que las procedentes del lenguaje más coloquial e incluso descarnado logren amedrentarlo. Seguro de sí mismo, logrará domeñarlas, integrándolas sabiamente en las arquitecturas sintáctica  y semántica del poema que, de este modo, discurre con claridad meridiana, guardando un equilibrio razonable entre estética y emoción. A esta fórmula –o, al menos, a la interpretación que de ella se hace en el libro- suele denominar Carlos Guerrero realismo utópico. Tal vez por ello, los duros paisajes del asfalto, la lluvia y el desamor, que rodean la cima del vacío, pueden, al mismo tiempo, ser atalaya para ver el mar.
Pero, por encima de todo, Los espacios vacíos es un libro emotivamente intenso, que rezuma ternura y belleza y abre, como toda poesía verdadera, una escotilla mágica para asomarse al ángulo oscuro donde, a pesar de todo, brilla, con luz propia, la realidad humana.

Redacción.-