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CONVOCATORIAS

CONVOCATORIAS

Martes 5 de noviembre
19,00 h.
Ateneo de Jerez
Encuentro literario hispano-marroquí. Lectura poética.
Poetas marroquíes:
Hassan Najmi, Mourad El Kadiri, Boudouik Benamar, Azrahai Aziz, Khalid Raissouni, Ahmed Lemsyeh, Jamal Ammache y Mohamed Arch.
Poetas gaditanos:
Josefa Parra, Dolors Alberola, Domingo F. Faílde, Mercedes Escolano, Blanca Flores y Yolanda Aldón.
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31 de agosto de 2011

Intensa velada poética, a cargo de Francisca Cortés, Antonio Serrano Cueto, Julio Rivera Cross y el cantautor Fernando Lobo


La sexta jornada de La voz y la palabra congregó al numeroso público que atestó las instalaciones de DamaJuana, en torno a tras poetas y un cantautor, protagonistas de una velada memorable, una más, como siempre que irrumpe la poesía y toma posesión del tiempo y el espacio, del aire y la noche, del corazón y la inteligencia de quienes saben leer y escuchar.      
Francisca Cortés, Antonio Serrano Cueto y Julio Rivera Cross fueron los encargados de atizar el fuego de la palabra. Fernando Lobo, voz y música de alto vuelo, puso rúbrica hermosa y cerró la sesión.    
Paqui Cortés, la más joven, con su poesía visceral e intensa, entró a saco en la sensibilidad del público, al que sorprendería gratamente con su capacidad de emoción, pues no en vano, como dijo de ella Dolors Alberola, disfruta compartiendo sus sentimientos y es su poesía un desnudo visceral de sus emociones. La autora de Pasión inédita hizo gala de ello, a través de poemas con la extensión precisa y la palabra exacta, sin que la densidad de su lenguaje fuese jamás obstáculo a la comparecencia de la metáfora, la imagen deslumbrante, el hallazgo extrañador.      
Antonio Serrano Cueto (Cádiz, 1965), autor de un libro de poesía, titulado No quieras ver el páramo, es, en el mejor sentido de la palabra, un clásico, no porque se complazca en transitar esa senda, sino porque, partiendo de la tradición, ha encontrado la forma de proyectarla a la modernidad, imprimiéndole las características de un estilo nuevo y original. Profesor universitario y especialista en filología latina, se diría empeñado en proponer al lector la estética de un retoñado renacimiento, a medida del hombre y cultura de hoy. Sus poemas conmovieron y deslumbraron por su perfección.       
Julio Rivera Cross (Jerez de la Frontera, 1943) estuvo a la altura que cabe esperar de su trayectoria. Es un maestro y poco puede añadirse a su condición, forjada día a día en fecunda contienda con el lenguaje. En su mano, el signo lingüístico se ciñe como un guante al pensamiento y a la emoción, con una intensidad que el poeta gradúa sabiamente a su antojo, con esa rara facilidad que trasluce el milagro poético. Julio Rivera se desangró en el verso y lo hizo apoyado en la forma, consciente el poeta de que el abismo mediante entre lo patético y lo sublime lo ahonda la dicción, terreno éste donde el autor de El fuego de su música, Al sur del Sur y Habitación en la tierra, entre otros, se mueve con indiscutible autoridad.       
Cerró el acto Fernando Lobo, cantautor gaditano de voz personal y cálida, que interpretó un poema de Carlos Edmundo de Ory y un magnífico blues, seguidos por el público con el natural entusiasmo, pues Lobo cuenta con numerosos admiradores, que valoran su forma de interpretar una variada gama de estilos, desde la música más tradicional al rock acústico.      
Al comienzo de la sesión, Dolors Alberola dedicó unas palabras de gratitud a Francisco Carrasco Marchal por su valiosa aportación a la puesta en marcha y coordinación de este ciclo poético.      

Redacción.-

28 de agosto de 2011

"Deshacer la memoria", nuevo libro de Maribel Tejero


A mediados del próximo septiembre y en fecha que se anunciará en su momento, tendrá lugar la presentación de Deshacer la memoria, segundo libro de Maribel Tejero.    
El libro, profundo y, desde luego, hermoso, escrito con el ser en alma viva, cuanto con voz serena, parte de la experiencia del alzheimer, que padeció la madre de la autora, impulsando los recuerdos de ésta y una honda reflexión sobre el dolor humano.       
Con motivo de la inminente presentación de este libro, publicado por el Área de Igualdad de la Diputación de Cádiz, Domingo F. Faílde entrevistó a la poeta. Para acceder a la entrevista, pulsen aquí.      

Redacción.-

24 de agosto de 2011

Elena Peralta, Dolors Alberola y Francisco Basallote, protagonistas, anoche, de una brillante lectura poética


A lo largo de cinco semanas, los asiduos a las lecturas que vienen celebrándose en Damajuana, dentro del ciclo La Voz y la Palabra, podemos afirmar sin miedo a equivocarnos que hemos vivido momentos de altura e intensidad verdaderamente memorables: voces jóvenes que levantan el vuelo con fuerza, voces en vías de consolidación o ya consolidadas, voces de distintas tendencias y estilos… La noche de ayer estuvo consagrada a la veteranía y perfección de maestros indiscutibles, caso de Dolors Alberola y Francisco Basallote, cuanto, acaso con menos horas de vuelo, pero idéntico afán de tocarle a la poesía la orla del vestido, las primicias de una autora aragonesa, Elena Peralta, que o mucho nos equivocamos o leia por primera vez ante un auditorio andaluz.      
La autora aragonesa sorprendió a sus oyentes con una poesía sencilla, de corte clásico, en la que abundaban los metros tradicionales y emergía, purísimo, un lenguaje cuidado que, no obstante, daba entrada a expresiones de indudable modernidad, generando una música a la que la cuidada dicción de la autora –también actriz dramática- contribuía en gran medida. Su capacidad de emoción caló profundamente en el público.        
Dolors Alberola, haciendo honor a lo que de ella dijera un día Josela Maturana, no defraudó a sus numerosos lectores, a quienes sorprendió con una depurada galería de poemas inéditos, a los cuales añadió sabiamente algunas piezas conocidas, que suelen suscitar el entusiasmo de la concurrencia. Una vez más, la magia de la autora unificó pasado, presente y futuro, con su visión peculiar del tiempo y el espacio, trasladándonos a remotas estaciones para emprender viaje a los grandes misterios de la existencia, en versos brillantes de gran originalidad, que confirmaron su indudable maestría. El lenguaje, en sus manos, se torna dócil y maleable, plegándose con extraña facilidad a los designios de la poeta y abundando en imágenes visionarias y sutiles efectos sonoros.        
Francisco Basallote dejó también constancia de su magisterio. Poeta denso y hondo, maestro también en el difícil arte del haiku, este vejeriego universal ha creado una obra apreciada y apreciable, limpia y hermosa, que pone la mirada en la naturaleza y el hombre para alcanzar a ver la propia interioridad. Aunque cronológicamente se inscribe en la generación del 70, y así lo verifica su acendrado sentido de la estética, su poesía se ha forjado en la soledad; es un poeta contemplativo –aunque no elude nunca el compromiso, si se ha menester- que busca la belleza en todos sus grados y matices, inundando de luz su palabra, siempre clara, serena y vigorosa, hasta dar en la diana de la perfección.        
Una velada más que, en este caso cuanto en los que le precedieron, es sinónimo de singularidad o -viene a ser lo mismo- de verdadera y excelente poesía.     

Redacción.-

17 de agosto de 2011

La voz y la palabra. Carmen Moreno y Ana Rodríguez Callealta ofrecieron anoche una bella e intensa lectura poética


Cada día que nos reunimos aquí, para compartir el pan y el vino de la palabra poética, acontece un auténtico milagro, que hemos de atribuir a mucha gente: al Café-Bar Damajuana, que nos abre las puertas, a los poetas, que siempre llegan a bordo de la amistad y, cómo no, a ustedes, que son, al fin y al cabo, los destinatarios de cada poema leído o escrito, sin quienes todo esto tendría poca o ninguna razón de ser.       
Con estas palabras comenzó Dolors Alberola la presentación de la cuarta lectura del ciclo La voz y la palabra, que ayer por la noche convocó a dos mujeres jóvenes, tan jóvenes como la propia voz de cada una, embarcadas en la difícil tarea de refrescar la expresión poética e incluso, más allá todavía, la propia emoción que sacude el poema, pues sin lo uno y lo otro no cabe hablar de poesía y ellas, de la forma más natural y espontánea, pero comprometiendo en cada sílaba su propia existencia, se han propuesto rescatarla, liberarla de trabas retóricas y otros lastres que, en definitiva, no dicen nada al lector del futuro.       
Carmen Moreno (Cádiz, 1974) y Ana Rodríguez Callealta (Cádiz, 1988) son dos autoras jóvenes, circunstancia que no les ha impedido tener en marcha una obra poética de gran solidez: No hablo, desde luego, de fuegos de artificio –había dicho Alberola- ni de la ligereza formal que subyace en algunas poéticas de hoy, pero sí de un trabajo bien hecho, incardinado donde debe estar: en la vida, en la conciencia, en la marcha hacia delante de miles y millones de hombres y mujeres ansiosos de luz. El amor –o el desamor-, el dolor, la esperanza, la muerte, el placer, el deseo, la realidad… saltarán está noche de los labios de nuestras autoras para instalarse en nuestros corazones, tocados por el dedo de la emoción. Y así fue.     
Carmen Moreno, autora de libros como Plano urbano (2002), Más que morir (2006) o Cuando Dios se equivoca (2010), conmovió al auditorio con su fuerza expresiva. Es la suya poesía en carne viva, cuyo vigor conmueve, al tiempo que enternece la inserción en el discurso de pequeños detalles de la vida diaria, pequeños gestos cargados de intencionalidad, que lo alivian, lo embellecen, acercándolo así a la intimidad del lector.      
Ana Rodríguez Callealta, autora de un excelente libro, titulado Vértigo, exhibe una escritura hecha, valiente, sincera, necesaria, pese a su juventud, y es que el poeta nace y luego de su constancia llega el crecimiento. Ana es constante, soñadora empedernida, inteligente. Estudiante de Filología hispánica, a sus apenas 23 años, ha cruzado ya la barrera de la letra impresa, obteniendo un gran éxito por parte de la crítica y el público lector. Tras su primera comparecencia, Begoña Callejón la ha incluido en su libro Ida y vuelta, antología del viaje. Una intensa trayectoria, pasaporte necesario para ocupar un lugar importante en la poesía española de nuestro tiempo.       

Redacción.-

13 de agosto de 2011

Anoche, en El Puerto de Santa María. Rafael Esteban Poullet presentó sus “Papiros de Tebas”


Anoche tuvo lugar en El Puerto de Santa María la presentación de Papiros de Tebas, del poeta Rafael E. Poullet. El acto se celebró en la Fundación Rafael Alberti, de dicha localidad, ante un numeroso público, que copó prácticamente el aforo del auditorio. La escritora Verónica Pedemonte efectuó la glosa del libro y el autor, seguidamente, refirió los detalles de su génesis y algunos datos reveladores del proceso de escritura, antes de dar paso a la lectura de una cuidada selección de poemas, jalonada de sabrosos comentarios y sugerentes anécdotas.      
Mucho se ha hablado del helenismo de Rafael E. Poullet, una actitud estética que, lejos de pastiches y epigonismos, concibe la literatura, el arte y, en general, la cultura como una constante actualización de aquel gran movimiento, que expandió el humanismo por todo el mundo civilizado. De ahí que, no obstante su veneración por lo griego, se sitúe en el orbe laitino, hijo al fin de la Bética, provincia de aquel Imperio, y feche sus escritos reemplazando la era cristiana por la de Augusto. Por todo ello, su acendrado clasicismo –en la acepción más pura del término- suele vestirse con ropajes de modernidad e incorpora, por tanto, elementos contextualizadores, que enriquecen su discurso y, al mismo tiempo, intentan granjearse la complicidad del lector. El influjo de los trágicos griegos o poetas latinos tan transgresores y originales como Catulo, abre las puertas del panteón literario del autor para que entren Kavafis y otros enamorados del helenismo y, por supuesto, del hedonismo, versión Epicuro, que tan caro le es.      
Parte Papiros de Tebas de un equívoco deliberado, procedente de la tradición: la técnica del manuscrito encontrado, presente sobre todo en la narrativa, parece quiera señalarnos lo que en estos poemas hay de ficción, de relato y, cómo no, de poesía, a todo lo cual no es ajeno cierto aparato teatral, presente en algunos poemas corales de gran calado. Nos encontramos, pues, ante una fusión de géneros literarios o, lo que viene a ser igual, la superación de los mismos. Rafael E. Poullet, no lo olvidemos, es poeta ingenioso y un mago del lenguaje.      
Se supone que, en un viaje a Egipto –no sabemos si real o imaginario-, compró a un chamarilero una sucia carpeta que contenía cincuenta y cuatro reproducciones de papiros antiguos, luego transcritos por algún egiptólogo amigo, que le inspiraron la versión poética de aquellos y, en consecuencia, las cincuenta y cuatro poemas del libro, algunos de ellos en prosa poética –así los considera el propio Poullet-, cuentos acaso, de deliciosa lectura.     
En su incursión por el Egipto eterno, nos conduce, según Pedemonte, a un país de castas, donde puede un esclavo ser más libre que un amo o más afortunado que un rico, e incluso, puede alcanzar la libertad en un tiempo donde ética y estética no estaban reñidas. La larguísima sombra de Epicuro y sus altos conceptos morales se proyectan también hacia la más remota antigüedad.     
Un libro, en fin, original y hermoso, colofón, por ahora, de una obra coherente y rigurosa. No es la primera vez que, en estas mismas páginas, hemos considerado al autor como una de las voces más sólidas del entorno. Por sus poemas lo conoceréis.      

© Domingo F. Faílde, 2011.-

10 de agosto de 2011

Ayer, en Damajuana. Víctor Alija, Rosario Troncoso y el cantautor Alejo Martínez protagonizaron “una noche de honda emoción poética”


Nos espera una noche de honda emoción poética, había dicho Domingo F. Faílde para finalizar sus palabras de presentación, poco antes de que Alejo Martínez, el cantautor habanero residente en Cádiz, que así lo definió Juan José Téllez en un espléndido artículo, elevara con la voz cálida y el bien templado son de su guitarra la tórrida atmósfera de la noche canicular. Luego, Víctor Alija y Rosario Troncoso se fueron sucediendo en sendas tandas de dos poemas, al final de cada una de las cuales volvía a terciar Alejo, dando una sensación de sincronía a tres bandas, que contribuyó a la coherencia de un acto caracterizado por la solvencia estética de los intervinientes y el profundo calado de su discurso.     
Rosario Troncoso demostró una vez más que ha dejado de ser una promesa y, a pesar de su juventud, se ha convertido en una realidad o, dicho de manera algo más técnica, en una voz personal, templada en esa fragua que llamamos estilo y con una poética fresca e innovadora, a través de la cual expresa su relación con el mundo que le ha tocado vivir, pues ella pertenece al linaje –tan andaluz, por otra parte- de quienes, sin caer en el laconismo, ajustan la expresión al pensamiento y el pensamiento al latido misterioso de la poesía.      
Por su parte, Víctor Alija, también gaditano de 1978, dejó constancia de su potencia lírica, a través de poemas rotundos, vigorosos en el fondo y sobriamente enjaezados en el plano formal, con el telón de fondo de una decidida voluntad transgresora, unida a la construcción de la propia espiritualidad, en un proceso místico hondo y original, en el que el cuerpo juega un papel importante.     
Uno y otro, con fuerza arrolladora y acierto evidente, recorrieron su producción poética y abrieron paso al futuro, que se perfila brillante, dando a conocer varios poemas inéditos, que el público agradeció y aplaudió.     
Alejo Martínez fue el encargado de cerrar la velada –la tercera del ciclo La voz y la palabra- y, a petición de los asistentes, incluidos los propios poetas, tuvo que repetir.      

Redacción.-

3 de agosto de 2011

Poesía joven en Damajuana: Sandra Rubio, Celia Aguilar y Juan Pedro de Cosa leyeron sus poemas en el ciclo "La voz y la palabra"


Anoche, en Damajuana, dentro del ciclo La voz y la palabra, comparecieron tres autores jóvenes, que efectuaron una lectura fresca, amena e intensa, llena de inspiración, riesgos y, en la mayoría de los casos, aciertos, que el público, joven también, agradeció y aplaudió. Se trataba de Sandra Rubio, Celia Aguilar y Juan Pedro de Cosa.      
Aguilar y De Cosa son, en palabras de Dolors Alberola, dos jóvenes promesas de la palabra y de todo aquello que se propongan. Con una poesía atrevida en la que se mezclan tintes de malditismo con lo que sería un retrato de la vida habitual, estos poetas van adelantando en el terrible mundo de la poesía de hoy. Su camino es claro, ascendente, duramente lírico y además conservan la perpetua magia de la sencillez, en lo que coinciden con Sandra Rubio. Poetas con los que se puede contar con tan sólo nombrar la palabra poesía y que hasta la fecha han intervenido en diferentes lecturas y exposiciones, además de publicar sus poemas en algunas publicaciones y en sus propios blogs.    
Sandra Rubio era la más veterana de la terna, desde el punto de vista literario. Es una voz emergente y personalísima, que ha brindado a la autora un currículum breve, por razones de edad, pero interesante. Jerezana, de 1983, estudió Técnico Superior de Diseño Gráfico Publicitario en la Escuela de Artes de su ciudad natal, donde además completó su formación con pintores de la talla de Luís Grajales. Ha publicado poemas en la revistas literarias Amalgama, Trecetrenes (en la que también colabora de ilustradora), El síndrome felino, Adiós, El fantasma de la Glorieta, El Montevideano-Laboratorio de Artes, Letras en Rebeldía Ediciones y en su blog literario El cuartito de pensar, donde además expone la mayoría de sus pinturas. Cuando, en cierta ocasión, se le requirió una poética, escribió: Pintamos porque la vida no basta, sentenciaba Barceló, y yo pinto y escribo porque la vida no basta, porque cuando lo hago, respiro mejor, me invade, una extraña sensación que me emociona, y es entonces cuando intuyo el latido profundo de la vida.      
Ana y Andrea Fernández de Cosa pusieron música al acto, lo que hicieron con elegancia, sobriedad y brillantez.        

Redacción.-