DESDE AQUÍ UD. PUEDE IR A:

CONVOCATORIAS

CONVOCATORIAS

Martes 5 de noviembre
19,00 h.
Ateneo de Jerez
Encuentro literario hispano-marroquí. Lectura poética.
Poetas marroquíes:
Hassan Najmi, Mourad El Kadiri, Boudouik Benamar, Azrahai Aziz, Khalid Raissouni, Ahmed Lemsyeh, Jamal Ammache y Mohamed Arch.
Poetas gaditanos:
Josefa Parra, Dolors Alberola, Domingo F. Faílde, Mercedes Escolano, Blanca Flores y Yolanda Aldón.
* * * * * * * * * *

30 de agosto de 2007

Domingo F. Faílde recibió el "Villa de la Roda"

El escritor y periodista Fernando Sánchez Dragó actuó como mantenedor de la LXV Gala Literaria, que tuvo lugar el pasado 1 de agosto en los jardines del Parque Municipal de La Roda (Albacete). Este acto cultural, considerado por sus organizadores el más importante de cuantos se celebran en las fiestas de aquella localidad castellano-manchega, estuvo presentado por Raquel Chirivella, una conocida periodista rodense. En el transcurso de la velada se hizo entrega de los premios literarios del XX Certamen Internacional de Poesía Villa de La Roda y del XX Certamen Nacional de Poesía Tomás Navarro Tomás.
Ganadora de éste último resultó la poeta madrileña Miriam Alcázar, con su obra Evocación Cervantina.
El ganador del Villa de la Roda fue Domingo F. Faílde, con Las edades del tiempo. El autor, en el uso de la palabra, expresó su satisfacción por el premio obtenido, destacando la calidad de un jurado que me honra, afirmó, y que me ha dado la oportunidad de viajar a Castilla-La Mancha, la tierra de mi abuela paterna, que nació en Santa Cruz de Mudela. Por último, refiriéndose a la obra galardonada, dijo que había pretendido explorar las distintas etapas de la vida, como manifestación subjetiva del tiempo y experiencia concreta del devenir, que hallan en la memoria del poeta un caudal abundante de situaciones, una enorme ternura y, sobre todo, un lenguaje capaz de conducir al lector por el itinerario de la existencia humana.
.
Redacción.-

28 de agosto de 2007

DOLORS ALBEROLA recibe el XXXVII Premio de Poesía "Pastora Marcela"

El Iltmo. Sr. don Santiago Lucas-Torres López-Casero, alcalde de la villa de Campo de Criptana, entregó a Dolors Alberola los signos que la acreditan como ganadora de la XXXVII edición del premio de poesía “Pastora Marcela”, uno de los galardones veteranos de la literatura española. El jurado, compuesto por poetas, críticos y catedráticos de literatura, lo había concedido por unanimidad a su libro “De donde son las voces”, cuyo refulgente protagonista no es sino la palabra –venía a decir el acta, que destacaba igualmente la perfección formal de los poemas y la brillante construcción del conjunto-.
Según los responsables del certamen, la presentación del libro, una vez editado, tendrá lugar en el mes de febrero del próximo 2008.
El acto tuvo lugar el pasado domingo, día 26, a las 9 de la noche, en el Teatro Municipal de la citada localidad. A continuación, se sirvió un cátering en la plaza del Duque, al que asistieron autoridades, poetas y otras personas relacionadas con el mundo de la cultura. Dolors Alberola, a la que acompañaban su esposo, el poeta Domingo F. Faílde, y los amigos de ambos Isabel de Rueda –también poeta-, José María Soto y M. Carmen Díaz Frías, con quienes realizaba un viaje por tierras extremeñas y manchegas, visitó al día siguiente los famosos molinos del cerro de la Paz, presentes en la obra de Cervantes y otros escritores.
.
Redacción.-

13 de agosto de 2007

LOS POETAS CANTAN AL OLIVO. Una antología


Los que habitamos en el Sur tenemos la mirada repleta de olivos, de aceitunas machacadas, de platos con el oro derramado de sus venas, de ramitas cortadas a las puertas de una iglesia, de historias de hambre y panes con aceite y azúcar, de aceiteras de hojalata adornando la cocina de la abuela, de milenarias vasijas de barro arropando al tiempo, donde alguna vez durmió el fruto de este árbol - de este árbol dije, quizá debí decir amigo-, de sueños de amor en las almazaras, y de paisajes, de cientos de horas de paisajes donde el olivo nos acompañaba siempre en nuestros pensamientos, sin apenas darnos cuenta. Los que habitamos en el Sur tenemos discusiones con los inmortales sobre qué planta o árbol convendría / para los seres de las florestas de Artemisa, recordamos que las olivas selectas decoraban las mesas / con sus múltiples tintes, y los campos dormían / con olores profundos de jara e hierbabuena, y sabemos que el círculo del tiempo es extranjero / porque la rama inventa sus ficciones / y del sueño total que te sucede / sólo el amor aceita la distancia.
Los poetas cantan al olivo es una antología poética alrededor de este árbol -imagen de nuestra memoria, de nuestra mesa y nuestro paisaje- cuidadosamente editada por Francisco Vélez Nieto, quien ha reunido en estas páginas a poetas clásicos y poetas actuales, en su mayoría andaluces (casi todos de nacimiento y algunos de adopción), testigos de los campos de olivares del Sur y el Mediterráneo, que han cantado y cantan al olivo con la sutileza y el esplendor que sólo puede dar el amor por este árbol. Manuel Mantero, Josela Maturana, Manuel Machado, Francisco Morales Lomas, Pablo García Baena, Francisco Basallote, Domingo F. Faílde, María Victoria Atencia, Juan Ramón Jiménez, Federico García Lorca, Pablo Neruda ..., y otros autores conforman este volumen. Los poemas no tienen un orden concreto, ni cronológico ni alfabético, sino que el editor los ofrece como un abanico muy variado. Ocho capítulos componen el libro: El olivo y los poetas, Nostalgias y reencuentros, Coplas y Canciones, Fiestas del olivo, Paisajes y moradas, Olivos y olivares, Sed y árbol, y Mirando al Mediterráneo, con un epílogo final del jienense Salvador Compán.
Francisco Vélez Nieto es escritor, poeta y crítico literario, nacido en Lora del Río (Sevilla). En verso tiene publicados los libros: La otra historia de siempre, Excepto la derrota, Memoria ante el espejo, Itálica y otros poemas (IV ª edición, Finalista del Premio de Críticos del Sur, año 2006). Es editor y coordinador de las antologías Antología del Olivo y Homenaje a la bicicleta. Fue fundador de la revista poética ÉXODO y está incluido en las antologías Nueva Poesía Sevilla, Poetas en Sevilla, Ánfora Nova, Homenaje al soneto y Soleares, entre otras. Articulista y crítico literario, es colaborador habitual de diversos periódicos y revistas nacionales: El Correo de Andalucía, Diario de Málaga (Suplemento de Libros), Andalucía en la Historia, La República de las Letras (Madrid), Cuadernos para el Diálogo (2º etapa) y otras publicaciones. Actualmente es Presidente de la Asociación Colegial de Escritores de Andalucía (ACE-Andalucía), miembro asesor del Centro Andaluz de las Letras de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, Miembro asesor del Pacto del Libro y la Lectura (Junta de Andalucía), y Presidente de la Asociación Feria del Libro de Sevilla.
.
Redacción.-

12 de agosto de 2007

ESA MUJER DE LOT

AVANZABA deprisa, la vi destacarse del grupo de gente que venía del Talgo de Andalucía, ella, menuda, mas de personalidad recia, como una encina totémica, con sus grandes ojos negros, su boca jugosa, su pelo corto y su sonrisa que iluminaba el aire de aquella mañana otoñal. No nos conocíamos, pero nos compenetramos en la distancia con sólo mirarnos, y supimos esa es, la que avanza con una entregada sonrisa de amistad y cariño hacia ti. La noche anterior me había mandado por e-mail una fotos de sus hijos y de ella; bromeó con este tema, «no, no son míos»—los niños—, pero sí, eran clavados a su madre, a esta valenciana acogedora con la que compartí casi una hora en la estación madrileña de Atocha, adonde llegó su tren del sur y donde tomó, con su fiel compañero Domingo— hoy, marido—, otro para el Norte, tras nuestra breve pero intensa conversación allí, en una cafetería, cambiando impresiones, libros de poesía, y, sobre todo, comenzando una gran amistad, que se sostiene casi sola, pero ambas sabemos que la otra está ahí, y luego el respeto y la admiración por la obra contraria. Ah, Dolors, qué alegría cuando en mis manos ha caído por casualidades del destino este hermoso libro tuyo, un libro que habla de muchas cosas, pero todas eternas como el amor, por desgracia también la guerra, y su contrapartida la paz; y como metáfora de todo ello, el tema bíblico, los cinco justos, Sodoma y Gomorra, Lot y, sobre todo, su mujer que se quedó convertida en sal por mirar atrás, pero Dolors Alberola no le teme al mito y nos acaba diciendo en unos versos bañados, como todos los suyos, por su luz de Levante que, ahora, se mira en la del Puerto de Santa María, y de tan blanca y luminosa que es casi ciega «…Y se giró, en los ojos/ la memoria de un tiempo tan sencillo/ que no quiso zanjar. Giró, de pronto,/ y comenzó una armónica carrera. / Sin temer que algún dios/ pudiera allí negarle el paraíso, / retornó hasta la casa de su amado». Y el tema de la guerra expresado con palabras como el fuego, la sangre, la muerte o la destrucción que sigue a ella:«… Lo mismo que ese perro/ que se muere de frío en un camino/ y los hombres suceden y lo miran, /pero no ven el daño. Lo mismo que ese can,/ veo pasar la muerte, es una niña/ que viene de Sodoma, como si aún tuviera/ una antorcha encendida…/La muerte, esa chiquilla que aún viene de Sodoma/ como si nunca el dios quisiera perdonarnos». Pero su voz, como la voz que yo oí aquella mañana, y que me dio calor en mi acendrada pero no menos querida soledad, era esperanzada, vital, cálida, así también su respuesta ante esta terrible realidad que no cede ni un ápice su rostro mortal y demacrado en países como Líbano, Afganistán y, sobre todo, Iraq, con atentados diarios en los que caen, a veces, más de cien personas, niños incluidos. Se alza la voz de Dolors, su voz cálida y bien timbrada: «Miró hacia la ladera y vio las sombras./Estaban ahí mirándola con los ojos tristísimos./Eran los hijos muertos de una idea/ que no lograba abrirse. Oyó la voz/ de una esbelta mujer que le decía: /no hay nadie en este lado que se olvide del mundo,/no hay ninguna mujer que no sienta en sus pechos/ la garra de la vida. No hay un niño/ que no grite a diario el nombre de su madre./ Si están muertos, /en la muerte recuerdan lo que han sido,/ si están vivos,/ven un pueblo de muerte detrás de las vidrieras. —Y en el último tercio arranca su maravillosa esperanza en la paz, en el género humano, aún transmutados en ángeles, y el más ungido compone música celestial: Mozart, para un pueblo que goza en ella, que no quiere guerras: nunca rojo, nos dice la Alberola, metáfora simple pero gráfica y exacta.— «Miró hacia sus espaldas y vio ángeles,/ pero esos venían de otras tierras,/de otros lugares, muchos, que ardían a otros fuegos,/alzaban otras guerras más armónicas/ y dejaban cruzar hasta su atmósfera/ la música de Mozart. Una escala/ de color; nunca rojo, conducía/ a ese lugar sin tiempo/ que nos muestran los versos». Y el amor, ese amor humano, tan cálido y tierno, tan pasional también, que en la obra de Dolors es una constante, representado en la mujer, en ese universo femenino que tan bien conoce, y en el que la Alberola se mueve como pez en el agua, a veces, hasta con su punto de ambigüedad y ambivalencia, lo que le da una mayor riqueza y trascendencia a su obra: «Miro contra la sombra y tengo miedo/de esa soga terrible de dulzura/ que me anuda a otro pecho. Tengo miedo/ de sentir que mis manos se abrazan a la niebla/ y una orquídea reclama sus pétalos de sal/ y todo, todo, todo/ retorna hasta la lumbre. Tengo miedo/ y no sé que es mentira, qué no dije,/o qué terrible forma de mirar/ a través del espejo me amenaza».Esta es la voz de una gran poeta, pero también de una mujer que ama y que contra la luminosidad de su tierra mediterránea, de nacencia, dónde ahora me hallo, se alza la belleza mora de las tierras del sur, andaluzas, dónde ha elegido vivir, pero sin parar de seguir como maná nutricio para bien de la poesía, creando. Esa mujer de Lot es un libro tan corto como intenso, y su perfume se extiende por mi cuarto en este día en que los termómetros se han disparado, y se siente la voz de Dolors Alberola como nítido caudal y fresco remanso.
.
© Lola Santiago
En ABC, Madrid, 11.08.07.-