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CONVOCATORIAS

CONVOCATORIAS

Martes 5 de noviembre
19,00 h.
Ateneo de Jerez
Encuentro literario hispano-marroquí. Lectura poética.
Poetas marroquíes:
Hassan Najmi, Mourad El Kadiri, Boudouik Benamar, Azrahai Aziz, Khalid Raissouni, Ahmed Lemsyeh, Jamal Ammache y Mohamed Arch.
Poetas gaditanos:
Josefa Parra, Dolors Alberola, Domingo F. Faílde, Mercedes Escolano, Blanca Flores y Yolanda Aldón.
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31 de enero de 2007

Las noches de Elvira. En torno a Fernando Pessoa



Mucho dio de sí, a lo largo de tres horas que duró la tertulia, Fernando Pessoa, aquel portugués vestido de negro, que murió en el umbral de la edad madura sin publicar un libro y a quien las malas lenguas, muchas estúpidas, tildaron de inútil. Éste fue uno de los aspectos que mayor interés suscitara, quizá por lo común de una situación que no acaba de despejarse.
Interesó igualmente el problema suscitado por las traducciones. Pessoa fue un poeta modernista que, vertido al castellano, parece contemporáneo. Un defecto, sin duda, pero también la prueba de que, por encima de lenguas, formas y estilos, el aliento que inspira su obra no ha perdido vigencia.
Menos atención suscitaron, sin embargo, sus célebres frases. Que el poeta sea o no un fingidor apenas tiene importancia. Los resultados son lo que cuenta. Así que se leyeron poemas, que fueron rigurosamente comentados, tras lo cual los presentes dieron lectura a sus propios versos. A las 9,30 de la noche, se cerró la sesión.      

Redacción.-

30 de enero de 2007

Presentación del libro DE PIEDRA Y SOMBRA, la antología poética de DOLORS ALBEROLA

El próximo viernes, día 2 de febrero, a las 9,30 de la noche, tendrá lugar la presentación del libro De piedra y sombra. Antología (1982-2006), de Dolors Alberola, en un acto literario patrocinado por Bodegas Sánchez Romate y la librería La llave de cristal, que se celebrará en la Bodega Celestino, C/ Cervantes, nº 5, de Jerez de la Frontera. Al final del mismo, se ofrecerá a los asistentes un jerez de honor. Intervendrán, además de los patrocinadores y la autora, el editor José María Pinilla y los escritores Domingo F. Faílde –a quien se debe la selección de los textos seleccionados y el extenso estudio preliminar- y Josela Maturana.
El libro, publicado por Ediciones Atenas, de Barcelona, con portada de la pintora Enfero Carulo, es una recopilación de 156 poemas, los mejores y más representativos de Dolors Alberola, según el antólogo, procedentes de la amplia bibliografía de su autora y de su obra dispersa.
En palabras de Domingo F. Faílde la poesía de Dolors Alberola rehúye de modelos y apriorismos. La suya, una obra independiente, ajena a planteamientos de grupo o generacionales. Por esta misma causa, se recrea en lo auténtico, y atiende a la palabra más que al diseño sintáctico de sus enunciados. Es el alma de los significantes y la batuta métrica del poema. Por su parte, Josela Maturana dijo de ella en una ocasión que sus poemas no defraudan jamás.
Los poemas de Dolors Alberola son perfectas arquitecturas, en cuyo logro suele desplegarse toda una batería de recursos que, utilizados con destreza suma, delimitan la idea y enriquecen su contexto significativo. Célebres al respecto son sus grandes poemas, muy conocidos y celebrados: Oda posterior a la última oda, El mito de Brownin, No hubiera amor más grande, Como cada domingo... En ellos manifiesta su obsesión por la música, cuya ascendencia habría que buscarla en la estética de J. E. Cirlot, uno de los poetas a quienes reconoce como maestros.
Dolors Alberola, ha publicado más de una veintena de títulos, desde la lírica más intensa hasta su perfecta intimidad; donde se recoge el reposo necesario, la unión precisa entre forma y contenido, que la hacen perdurar, según ha declarado su editor.      

Redacción.-

15 de enero de 2007

Alejandro López Andrada en Jerez



Alejandro López Andrada leyó el pasado viernes en Jerez. Sin duda, su amistad con Antonio Colinas y la presencia de dos títulos suyos en la omnipotente Visor le valieron, en una misma tarde, el premio Fray Luís de León y una exigua plaquette en Pliegos de Agramante, reservados para los VIP de la no menos todopoderosa Fundación Caballero Bonald. Hay que aclarar para los malpensados no faltan al poeta virtudes literarias ni esos extraños méritos que adornan el pedestal de los elegidos: autor de muchos libros de poesía y bastantes novelas, López Andrada supo abrirse camino haciendo las cosas bien. Ahora, como es lógico, ocupa en el planeta de las letras un puesto decoroso, que le abre las puertas del éxito.
Inserto en la corriente que la crítica diera en denominar “ruralismo estético”, debe su indiscutible singularidad a un peculiar sentido de la expresión poética en comunión con la naturaleza y las criaturas elementales que la habitan, al margen casi siempre y a despecho de una cultura urbana, alienante y feroz. Por eso militó en el movimiento de la Diferencia, al cual denuesta ahora, alegando que lo incluyeron en las filas del mismo casi con una pistola en el pecho; y digo yo no fuera para tanto, pues bien contento estaba el día de la presentación de la célebre antología de Garrido Moraga, “De lo imposible a lo verdadero”, allá por la primavera del año 2000. Tibieza y desmemoria sostienen el laurel de los vencedores.
Innnecesariemente, añadiría, pues la obra de López Andrada no anda ayuna de calidad ni está huérfana de interés. Su opción por la belleza no restó ni un quilate a los valores éticos de un discurso que apuesta por lo esencial, por las gentes sencillas, por ese ideal horaciano de vida retirada y tranquila, que él practica, envidiablemente, en el paraíso de su Valle de los Pedroches.
Podría reprochársele, no obstante, su excesiva afición a las asonancias, que, en muchas ocasiones, concluye en monotonía y confiere al poema cierto aire de arcaica gravedad, sin que ni lo uno ni lo otro empañen la belleza de los textos, su reciedumbre estética ni, desde luego, la eficacia significativa de sus imágenes portentosas.
Estuvo en lo que es, en gran poeta, ensalzándose en su humildad. Tampoco le hacía falta este recurso, si en realidad lo era. El favor de los dioses –eso me dijeron de niño- es un don gratuito. Como la inspiración.      


© Domingo F. Faílde