DESDE AQUÍ UD. PUEDE IR A:

CONVOCATORIAS

CONVOCATORIAS

Martes 5 de noviembre
19,00 h.
Ateneo de Jerez
Encuentro literario hispano-marroquí. Lectura poética.
Poetas marroquíes:
Hassan Najmi, Mourad El Kadiri, Boudouik Benamar, Azrahai Aziz, Khalid Raissouni, Ahmed Lemsyeh, Jamal Ammache y Mohamed Arch.
Poetas gaditanos:
Josefa Parra, Dolors Alberola, Domingo F. Faílde, Mercedes Escolano, Blanca Flores y Yolanda Aldón.
* * * * * * * * * *

27 de mayo de 2009

Lola Santiago ha muerto. Falleció en Madrid, a los 57 años de edad

















Un infarto de miocardio puso fin a la vida de Lola Santiago, otra poeta que se nos va en esta extraña época, de cuya opción histórica -o post-histórica, como dicen algunos voceros, empeñados en conducirnos a una especie de alzheimer colectivo y castrante-, decantada hacia la tecnología, el consumismo, la cultura mediática y la sumisión económica de las masas, parece derivarse la muerte de la poesía y el óbito obligado de los poetas.
Este reciente sábado, a la ya larga lista de autores fallecidos viene a sumarse Lola Santiago, poeta, narradora y periodista; una mujer rebelde, acostumbrada a nadar contra corriente y a batirse, como una furia, contra la adversidad, la maledicencia y el ninguneo, sin dejarse abatir ni hacer a la tristeza -esa elegante melancolía que comparece en muchos de sus textos- concesión que opacase la luz, a veces negra, de su poesía.
Se nos fue en plena gloria de la edad, cuando a sus 57 años degustaba las mieles de la madurez. Frágil, el corazón de los poetas. Frágil, el pecho que ama la vida. Frágil, la vida misma del hombre o la mujer que, abocados a la realidad, eligen el deseo.
Sea la tierra leve para ella y largo su viaje de retorno a la nada, en tanto la memoria de sus versos echa raíces de belleza y consuelo en este valle de lágrimas.    
© Domingo F. Faílde.-    

Lola Santiago nació en Granja de Torrehermosa (Badajoz) el 2 de febrero de 1952. Licenciada en Filología Hispánica por la Universidad Complutense de Madrid, tiene estudios de Solfeo y Piano en el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid. Ha participado en numerosos congresos y cursos nacionales e internacionales sobre Literatura, Música, Pedagogía y Psicología. Es colaboradora habitual del diario "ABC", de "Hoy" de Extremadura y de diversas revistas literarias. Ha dado numerosos recitales en Madrid, Barcelona, La Coruña y Extremadura. Se han hecho eco de su obra poética en diversas antologías y esta ha sido estudiada entre otros por Antonio Zoido, Leopoldo de Luis, José María Barrera, Luis García Jambrina, Manuel Pellecín Lancharro y Juan Carlos Rodríguez Búrdalo.
Desde muy pequeña ama la Pintura, vocación que desarrolla de forma autodidacta y que completa posteriormente en Madrid, en la Academia "Artium-Peña" y con diversos pintores.
Obra poética: Apenas un trazo (Editorial Torremozas. Madrid,1985); Ya no es tiempo de lilas (Editorial Beturia, Coleccíon Dávila. Madrid, 1993); Pulso roto (Cuadernos poéticos "Kylix". Badajoz, 1995); Plenitud del instante (Ediciones Libertarias. Madrid, 1998); De Centro a Boca (Huerga & Fierro Editores. Madrid, marzo de 2004).
Novelas publicadas: Blues del silencio, Sial Ediciones. Madrid, 23 abril 2008.   

(Datos extraídos de la web de la autora)

26 de mayo de 2009

Encuentro con Marcos Ana, testigo lúcido y luminoso de tiempos oscuros















Abro el libro. El AVE que nos lleva a Sevilla sale de la estación. Despacio, se desliza por los raíles y adquiere, poco a poco, su vertiginosa velocidad de crucero, dejando atrás andenes, convoyes detenidos, viaductos, avenidas, carreteras... Definitivamente, Madrid queda a lo lejos, cada vez más distante. La gente habla en voz baja y se escucha, de fondo, la música de un piano.
Abro el libro. Marcos Ana pregunta cómo es un árbol. En la página de respeto, nos dedica estas memorias que hablan de tiempos oscuros, pero sobre todo del amor a la libertad y la vida.
A sus 89 años, de los cuales pasó un cuarto de siglo en las siniestras cárceles franquistas, exhibe una asombrosa lucidez y domina el lenguaje con envidiable maestría. Su presencia en Gijón, con motivo del XII Salón del Libro Español y Americano, dejó una larga estela de encendidos aplausos y un profundo respeto al escritor, al héroe, al hombre que, por encima de todo, proclama su lealtad a unos principios y cuenta su odisea para que todos sepan el precio y el valor de la libertad.
Es grande Marcos Ana y por eso se expresa con sencillez, quitándoles retórica a los hechos que le tocó vivir y sufrir y que él refiere casi en voz baja, pero firme, eso sí, con emoción serena, encendiéndose su mirada cuando nombra a los que murieron o invoca las razones de tanto sacrificio.
Va desgranando el verso y uno atisba los genes literarios de un autor de su edad: Machado, el 27 (Alberti, sobre todo), Miguel Hernández (compañero entrañable de presidio), acaso León Felipe y, desde luego, Pablo Neruda, influyeron en su camino de perfección, allí donde la urgencia y el dolor no lo dejaron en carne viva.
No sé si mis poemas son buenos o malos, afirma tan campante, después de la lectura. Nada más lejos de Marcos Ana que las plumas de marabú y los mohínes de pavo real, frecuentes en la actual poetería. Yo nunca me he considerado poeta -prosigue-, sólo un hombre que ha escrito versos, eso sí, necesarios, en su lucha por la dignidad y la libertad. Toda una poética.
Ahora, mientras el tren atraviesa, casi volando, los campos de La Mancha, recuerdo mis encuentros anteriores con el poeta, el luchador incansable, el hombre íntegro (sí, sí, me acuerdo de esa noche en la emisora, tú, yo, alguien más, y un poeta de derechas...). Y el almuerzo que compartimos junto al Cantábrico.
Por dignidad, libertad y coherencia -porque el mérito es obvio- lo he traído a esta página.  

© Domingo F. Faílde.-

Dolors Alberola presentó “Del lugar de las piedras”. El acto se celebró el pasado domingo en el acuario de Gijón

















Por extrañas razones -suponiendo que las hubiera-, un acuario se convirtió en marco y sede de la presentación de un libro de poemas. Así, con atrezzo de parque jurásico y el cautiverio sarraceno de muchos peces, asistimos a la puesta de largo del libro Del lugar de las piedras, sobriamente editado por Yaganes, un sello que, suscribiendo las palabras de su director, el poeta Luis Sepúlveda, en su escueto discurso introductorio, no dudamos en calificar de heroica, pues publicar poesía con la que está cayendo en estos pagos, más que heroísmo, se antoja locura y, más que locura, suicidio.
Por fortuna, no todo el mundo está cuerdo, gracias a lo cual el VI Premio de Poesía “Alonso de Ercilla” nos ha deparado este libro bellísimo, a cuyo conjuro el salón de usos múltiples del susodicho acuario gijonés vio cubierto su aforo por un público interesado y entendido que, desgraciadamente, hubo de quedarse con la miel en los labios, a causa de esa aciaga moda, cada vez más arraigada, de no aburrir (?), no cansar (?), no hacer gasto (?)... Vivimos, está claro, en la época de la microliteratura.
Sin embargo, Dolors Alberola, maestra y veterana, se lo tomó de un modo diferente e hizo suya la máxima de Baltasar Gracián: lo bueno, si breve, dos veces bueno. Preámbulos, lo justo; poemas, no más de tres, pero bien elegidos y recitados con convicción.
El acto, en cualquier caso, fue hermoso. Y la poesía -en castellano y portugués, con traducción de otro poeta, el luso Rui Costa- ahí está.   

Hacer click aquí para ver el vídeo.   

Redacción.-

20 de mayo de 2009

Lur Sotuela presentó el número 8 de "El invisible anillo"















Con un emocionado recuerdo al recientemente fallecido Mario Benedetti, abrió Francisco Carrasco el acto de presentación del número 8 de la revista El invisible anillo, a cargo de su director, el joven poeta vasco Lur Sotuela, desplazado al efecto desde Madrid.
Tras glosar el contenido de la publicación, que incluye firmas de varia procedencia, algunas tan importantes como Antonio Colinas y otras, sin menoscabo de su calidad literaria, lejanas y desconocidas para el lector español (caso de los hindúes Subhro Bandyopadhyay, Kaushik Chakrabarty y Aryanil Mikhopadhyay), Alberola dio paso a Lur Sotuela, que explicó pormenores de su experiencia como director de la revista y dio lectura a una rigurosa selección de poemas, acabando con los que integran su próximo libro, La espada rota.
Lur Sotuela nació en Bilbao, en 1978. Estudió Imagen y Sonido en el Instituto Oficial de Radiotelevisión (IORTV) en Madrid, especialidad de Realización. Durante varios años ha compaginado su vocación literaria con la actividad en el área audiovisual en diversas productoras y cadenas de televisión. Ha sido guionista y realizador de varios cortometrajes. Fotógrafo de tendencia conceptual, ha realizado varias exposiciones en Madrid. Finalmente, la faceta literaria ha acabado por imponerse y a ella dedica en la actualidad todo su tiempo.
Ha publicado tanto obra poética como crítica en diversas revistas literarias (Nayagua, Pérgola, Cuadernos del Matemático, La Primera Piedra, Fósforo, Acciones Imaginarias, Isla Negra…, etc., etc.). En el año 2004 ganó el premio de poesía Ciudad de Getafe y quedó finalista en el Joaquin Benito de Lucas. Con su libro Los espejos salvajes obtuvo, en 2008, el Provincia de Guadalajara. Desde 2006, está volcado en la edición de la revista literaria El invisible anillo.    

Redacción.-

"Del lugar de las piedras". Dolors Alberola presenta el libro ganador del VI Premio de Poesía "Alonso de Ercilla"



El próximo sábado, día 23, tendrá lugar en Gijón la presentación del libro Del lugar de las piedras. Dolors Alberola ganó con él la VI edición del premio de poesía “Alonso de Ercilla”.
Según la propia autora, el libro, editado en castellano y portugués, profundiza en su obsesión de anular el espacio y el tiempo, capturando lo sucedido y haciéndolo vivir en el presente. Partiendo de esta premisa, el discurso de la voz lírica sigue, para expresarse, dos hilos conductores: por una parte, la memoria histórica, asentada en la realidad de las piedras (monumentos, ruinas; el arte, en definitiva, como elemento de permanencia), y por otra el amor, pretexto literario de numerosos poemas, aun cuando constituye, al modo platónico, una argamasa que confiere cohesión a la realidad. En cualquier caso, lo amatorio queda en segundo plano, en beneficio de lo metafísico.
El jurado, presidido por el escritor chileno, Luis Sepúlveda, estuvo también integrado por los poetas Miguel Rojo, Francisco Alvarez Velasco y Eloy Santos, quienes destacaron del libro ganador la profundidad y dominio del lenguaje que transmite desde una poesía muy arraigada que bebe de clásicos como Juan Ramón Jiménez o Claudio Rodríguez.
El acto, programado dentro de los que vienen celebrándose en el marco del XII Salón del Libro Hispano Americano, comenzará a las 12,00 h., en el Acuario de Gijón.
Con motivo de la publicación de esta obra, editada por Yaganes, en su colección Elogio del Horizonte, Domingo F. Faílde ha realizado una entrevista a la autora, que revela las claves del libro y descubre interesantes aspectos de su poética.   

Para leer la entrevista, hágase click aquí.   

Redacción.-

19 de mayo de 2009

La muerte hizo 'inventario'. El poeta Mario Benedetti falleció el pasado domingo en Montevideo


A la muerte no debe gustarle la poesía. Es natural, pues tan sólo la vida, con sus gozos y sombras, con sus luces y sus melancolías, es capaz de encender ese aliento que arde en el poema, ahíto de pasión, de aire fresco, de aroma. Solamente un inicuo puede arrojar incienso a la guadaña, aplaudir y vitorear a quien, del otro lado, es negación, no más, de la belleza, del bien, del amor.
Anda la triste dama de un lado para otro, ebria de actividad, sin duda porque, vieja, torpe y fea, no soporta lo hermoso, lo lúcido, lo nuevo, y debe molestarle la palabra de los poetas, la palabra de los pensadores, la palabra de quien pronuncia el nombre de lo innombrable. Por eso mata. Por eso se llevó al vientre de su nada a Carlos Castilla del Pino. Por eso se ha llevado a la misma oquedad al que fuera hombre bueno, buen poeta y, si cabe, mejor ciudadano del mundo.
Me estoy refiriendo a Mario Benedetti, que, a sus 88 años, llevaba a sus espaldas toda una vida entregada al oficio más viejo del mundo, que no es el que se piensan los mal pensados, sino la juglaría, el mester de poeta, tan cercano al de profeta, el transgresor andariego que se anticipa al tiempo o que trata de detenerlo a las puertas de la catástrofe.
Con Mario Benedetti, uruguayo universal, español universal, ciudadano del mundo en poblados y aldeas, allí donde los hombres se aferraran al canto para hurtarse a la adversidad, perdemos otro hito de aquel fenecido siglo XX, que puso en solfa todos los valores y vio cómo el fascismo salía de sus cenizas y derrotó al fascismo y, buscando justicia, libertad y trabajo, vio cómo naufragaba la utopía y la voz del poeta, más precisa que nunca, era acallada por los motores, símbolo de un progreso que, lamentablemente, tendrá que esperar.
Salud, maestro. Mientras haya memoria, hambre de pan y sed de justicia; mientras quede una brizna de amor y de belleza, vivirá tu palabra.   

© Domingo F. Faílde.-

17 de mayo de 2009

Carlos Castilla del Pino ha muerto. Era uno de los intelectuales más lúcidos y brillantes de la España contemporánea


Conocí a Carlos Castilla del Pino en los años turbulentos que, ya en el tramo final de los 60, inocularon en la sociedad española el virus de la libertad. Eran tiempos de agitación y cambio, de esperanzas desbordadas y acaso desmedidas, también de ir tomando posiciones en una todavía remota parrilla de salida, que los más vivos supieron aprovechar.
No era éste el caso de Castilla del Pino, que ya empezaba entonces a ser considerado uno de los intelectuales más lúcidos, brillantes e innovadores de un país de catetos en decadencia, harto de nacional-catolicismo y deseoso de sacudirse la caspa maloliente de muchas, muchísimas represiones, comenzando por la que más escocía, que era, a los 20 años de la gente de mi hornada, la represión sexual. Freud, el mítico Freud, dejó sentado era aquella la causa de múltiples neurosis. En España, López Ibor, sin duda iluminado por los cielos, afirmaba que no. También en esto éramos diferentes, a pesar de las suecas que, todos los veranos, alegraban con sus bikinis la Costa del Sol y, a la chita callando, ponían las costumbres de nuestras puritanas abuelas cara al astro rey y patas arriba. Comm'il faut.
Por entonces, el autor de obras como Sexualidad y represión , Cuatro estudios sobre la mujer o La culpa, estaba trabajando en un libro, Psicoanálisis y marxismo, fundamental en nuestra formación. De las ideas que alentaban sus páginas estuvimos hablando una tibia mañana, al final del invierno, en las ya concurridas instalaciones de Sierra Nevada. Lo mismo que Marcuse, llegó a ser un icono de aquellos recios tiempos.
Al cabo de los años, decepcionado o quién sabe, trocó su militancia comunista por el carnet del PSOE. En la recta final de su larga y fecunda trayectoria, dio a la imprenta, entre otros, sus libros de memorias, Pretérito imperfecto (1922-1949) y Casa del olivo (1949-2003), un testimonio imprescindible de la época que le tocara vivir.
El pasado día 15, murió en un hospital cordobés. Su ausencia irremediable corre un negro telón en la escena intelectual de un tiempo, de un país, muy distinto, sin duda, del que soñó.  

© Domingo F. Faílde.-

2 de mayo de 2009

"De Osuna y sus olivos", una hermosa colección de acuarelas de Juan Gómez Macías



Carlos Castilla del Pino, prestigioso psiquiatra y genial escritor -sin duda, una de las cimas intelectuales de nuestro país-, es el autor del prólogo de un libro singular. Me refiero al que, titulado De Osuna y sus olivos -lema de la colección-, recoge una cincuentena de acuarelas, todas ellas relativas al paisaje y la arquitectura de aquella localidad sevillana, obra del pintor sanroqueño Juan Gómez Macías.
No podemos mirar todo -escribe Castilla del Pino-, pero sabemos que son infinitos los motivos para mirar una y otra vez el mundo que nos rodea. Eso caracteriza al artista, con una peculiaridad añadida: plasma en el papel o en el lienzo lo que descubrió son su mirada. Estas acuarelas son ejemplares. Juan Gómez Macías nos ofrece su mirada de Osuna y sus olivos. La monotonía de los olivos vistos se transforma en la singularidad de los olivos mirados por él, hasta conseguir desvelarnos -porque estaban bajo el velo de lo meramente visto- lo que él miró. Toda mirada es personal. Y aquí estamos en Osuna y sus olivos, pero los de él.
En efecto, esta serie de Juan Gómez Macías constituye una verdadera teoría de la visión, que nos hace evocar la metapoética de Guillermo Carnero. Y es que, poeta él también, ha logrado acercarse a la realidad para extraer de ella esa visión personal que, luego, proyectada sobre el papel, origina una nueva entidad. Me refiero a la obra de arte.
Los olivos, arrancados del suelo por el pintor, se alzan sobre la tierra, se anudan a ella, cobran vida y se metamorfosean, a base de líneas curvas y pinceladas sueltas, en paisajes, en rincones, lugares donde el hombre que transcurre posa apenas sus ojos, acribillado por la incandescencia barroca que expresa perfectamente el talante de la ciudad.
Una hermosa colección, que viene a añadirse a la obra, ya ingente, de uno de los intérpretes más singulares de la gran pintura andaluza.   

© Domingo F. Faílde.-