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CONVOCATORIAS

CONVOCATORIAS

Martes 5 de noviembre
19,00 h.
Ateneo de Jerez
Encuentro literario hispano-marroquí. Lectura poética.
Poetas marroquíes:
Hassan Najmi, Mourad El Kadiri, Boudouik Benamar, Azrahai Aziz, Khalid Raissouni, Ahmed Lemsyeh, Jamal Ammache y Mohamed Arch.
Poetas gaditanos:
Josefa Parra, Dolors Alberola, Domingo F. Faílde, Mercedes Escolano, Blanca Flores y Yolanda Aldón.
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19 de mayo de 2009

La muerte hizo 'inventario'. El poeta Mario Benedetti falleció el pasado domingo en Montevideo


A la muerte no debe gustarle la poesía. Es natural, pues tan sólo la vida, con sus gozos y sombras, con sus luces y sus melancolías, es capaz de encender ese aliento que arde en el poema, ahíto de pasión, de aire fresco, de aroma. Solamente un inicuo puede arrojar incienso a la guadaña, aplaudir y vitorear a quien, del otro lado, es negación, no más, de la belleza, del bien, del amor.
Anda la triste dama de un lado para otro, ebria de actividad, sin duda porque, vieja, torpe y fea, no soporta lo hermoso, lo lúcido, lo nuevo, y debe molestarle la palabra de los poetas, la palabra de los pensadores, la palabra de quien pronuncia el nombre de lo innombrable. Por eso mata. Por eso se llevó al vientre de su nada a Carlos Castilla del Pino. Por eso se ha llevado a la misma oquedad al que fuera hombre bueno, buen poeta y, si cabe, mejor ciudadano del mundo.
Me estoy refiriendo a Mario Benedetti, que, a sus 88 años, llevaba a sus espaldas toda una vida entregada al oficio más viejo del mundo, que no es el que se piensan los mal pensados, sino la juglaría, el mester de poeta, tan cercano al de profeta, el transgresor andariego que se anticipa al tiempo o que trata de detenerlo a las puertas de la catástrofe.
Con Mario Benedetti, uruguayo universal, español universal, ciudadano del mundo en poblados y aldeas, allí donde los hombres se aferraran al canto para hurtarse a la adversidad, perdemos otro hito de aquel fenecido siglo XX, que puso en solfa todos los valores y vio cómo el fascismo salía de sus cenizas y derrotó al fascismo y, buscando justicia, libertad y trabajo, vio cómo naufragaba la utopía y la voz del poeta, más precisa que nunca, era acallada por los motores, símbolo de un progreso que, lamentablemente, tendrá que esperar.
Salud, maestro. Mientras haya memoria, hambre de pan y sed de justicia; mientras quede una brizna de amor y de belleza, vivirá tu palabra.   

© Domingo F. Faílde.-