Se diría que, de un tiempo acá, la poesía erótica ejerce cierta fascinación entre el público; el caso es que proliferan los recitales e incluso, entre los autores más jóvenes, las performances e incluso los vídeos que, unas veces, saltan a la red y otras se quedan en la sala, proyectados por un cañón. Será quizás que, en tiempos como éstos, cuando el conservadurismo más estúpido y reaccionario llama a las puertas de casa, la gente reivindica esa parcela íntima y, a través de la poesía, la comparte y proyecta al territorio de la libertad.
Anoche, en El Salero, precioso restaurante de Chiclana de la Frontera, tuvo lugar una velada erótica, en el más amplio sentido de la expresión, pues incluía como valor complementario –y ello es tan sólo un modo de decirlo- la más exquisita cocina, al mismo nivel que la hospitalidad de Ana y Domingo, propietarios del establecimiento.
Bajo el título de La noche en verde, los poetas Dolors Alberola, Domingo F. Faílde, Josela Maturana, Josefa Parra, Mariano Rivera y Rosario Troncoso, derrocharon ingenio y el público disfrutó. El fin de fiesta corrió a cargo de Mauro Quiñones, que leyó dos poemas de Fernando, su padre, incluidos en el libro Muro de las hetairas, también llamado fruto de afición tanta o libro de las putas.
Redacción.-