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CONVOCATORIAS

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Martes 5 de noviembre
19,00 h.
Ateneo de Jerez
Encuentro literario hispano-marroquí. Lectura poética.
Poetas marroquíes:
Hassan Najmi, Mourad El Kadiri, Boudouik Benamar, Azrahai Aziz, Khalid Raissouni, Ahmed Lemsyeh, Jamal Ammache y Mohamed Arch.
Poetas gaditanos:
Josefa Parra, Dolors Alberola, Domingo F. Faílde, Mercedes Escolano, Blanca Flores y Yolanda Aldón.
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16 de noviembre de 2011

Lectura poética de Juana Castro


El concepto de poesía femenina o escrita por mujeres, como se le denominaba hace décadas, ha variado hoy en día, no sólo por el paso de los años, sino también y sobre todo porque nuestras autoras, sin renunciar por ello a una perspectiva de género, han ido conquistando un espacio que, hasta ahora, parecía reservado a los hombres y, a despecho de cuotas y demás zarandajas, cuantas lo han conseguido se ganaron el sitio con ese extraño don que llamamos talento. Es el caso de Juana Castro, consciente sin embargo de que, a estas alturas, la presencia de la mujer en las antologías sigue siendo minoritaria y que queda bastante camino por recorrer. Es cierto. Pero se hace camino al andar, como escribió Machado, y ella no sólo lo ha hecho: también lo ha señalado. Señalar el camino, he aquí la diferencia entre un buen poeta y un gran poeta.    
Es grande Juana Castro y no deja de demostrarlo a todos los niveles: poético y humano, que son la cara y la cruz de una misma moneda áurea, sin duda reservada a lo excepcional. A través de sus libros (Cóncava mujer, Paranoia en otoño, Narcisia, Arte de cetrería, Alta traición, Fisterra, Del color de los ríos, Los cuerpos oscuros, Cartas de enero…), su obra ha ido ensanchándose, hasta hacerse imprescindible. Como escribió Dolors Alberola, a la poesía de Juana se regresa continuamente. Ése es el privilegio de las obras imprescindibles. Las leemos un día y, al cabo de los años, cogemos el volumen de su correspondiente anaquel, lo abrimos con nostalgia de lo leído y, una vez más, experimentamos el hondo escalofrío de la belleza virgen y la sorpresa del descubrimiento. Así es su palabra: siempre nueva. Pasear por Narcisia, Paranoia en otoño, Fisterra o Arte de cetrería nos transporta a la aurora de un mundo que ha parido su propia realidad; un mundo femenino que, en el espacio de la conciencia poética de la autora, nos propone un conocimiento y nos induce a una nueva visión, derribando prejuicios y añejas mitologías, reescribiendo la historia, sumándole las páginas que, milenio a milenio y siglo a siglo, se escribieron con la tinta del silencio: Juana Castro les devolvió la voz.     
De ello dejó constancia la poeta en la lectura que el pasado lunes ofreció en la librería Hojas de Bohemia, cuando, tras las palabras de presentación de Juan Félix Bellido y Domingo F. Faílde, subió, peldaño a peldaño, la escala de la belleza, deslizando su voz y palabra por la balaustrada de la emoción. Su selección fue breve, pero justa; rigurosa, pero directa y cálida; amena, pero sin concesiones a la complacencia; magistral.     
Un comienzo glorioso para el ciclo Palabras sin fronteras, colocando el listón a la máxima altura. Un espléndido referente.     

Redacción.-