Quien se adentre en la ruta de los pueblos blancos, que jalonan la hermosa serranía gaditana, encontrará sin duda un montón de razones para no arrepentirse. Paisaje, paisanaje, , gastronomía, fiestas, arquitectura popular, monumentos históricos… componen un mosaico de atractivos a los que pocos pueden sustraerse.
Hasta aquí, lo evidente. Pero hay algo más que, desgraciadamente, suele pasar desapercibido a los visitantes. Me refiero a las espléndidas bibliotecas que llevan la cultura a cada pueblo; bibliotecas acogedoras, bien atendidas y magníficamente dotadas, a cuyos alicientes viene a sumarse una amplia batería de actividades, llamadas a servir casi a domicilio la literatura viva de Andalucía.
Bajo los auspicios del Centro Andaluz de las Letras (CAL), ayer se celebró en la biblioteca municipal de El Bosque una lectura poética, a cargo de Dolors Alberola.
La autora, una vez más, desplegó sus poemas más significativos, que tendieron un puente de belleza entre ella y el auditorio, que, pese al vendaval, llenó el aforo.
Fueron dos horas de ensoñación, de milagro poético, pórtico de la gloria de un otoño que viene envuelto en lluvia.
El acto terminó con unas palabras de recuerdo y homenaje a Francisco Giner de los Ríos, fundador de la Institución Libre de Enseñanza, tras lo cual se abrió un largo e interesante coloquio.
Redacción.-