…Yo siempre he sostenido que Dolors Alberola
no es una poeta esencialmente órfica, por cuanto su universo y la atmósfera que
ella le ha creado resultan del emparejamiento de los contrarios, de manera que
no hay luz sin sombra ni sombra sin luz, sin que esto implique nunca
claroscuro, pues no gusta de términos medios y, como dijo Cernuda, un poema
puede ser cálido o frío, pero tibio jamás. Nadie espere, por tanto, tibieza en Dasein ni frío ni calor, sino ese big-bang que, nunca mejor dicho, llaman los físicos singularidad. Y en ella se concentra la poesía que
Dolors Alberola nos obsequia esta noche.
Así concluyó
Domingo F. Faílde sus palabras de presentación. Antes se había referido al
pensamiento existencialista y establecido su relación con el libro que Dolors
Alberola presentó anoche en el salón de actos de la Fundación Rafael Alberti,
en El Puerto de Santa María.
La aportación del pensamiento
existencialista –había dicho-
consiste en asumir nuestra incapacidad para trascender y, en definitiva, la
imposibilidad de conocer los misterios más intrincados que constituyeron
durante siglos el objeto de la filosofía. Así, los filósofos se plantean la
existencia como problema, llegando a la conclusión de que la esencia del hombre
es su existencia. Por este trayecto
–añadió- llegamos al concepto de
Dasein, formulado por Heidegger, para
quien la esencia del hombre ya no es la existencia más menos abstracta, sino el
momento, vivir aquí y ahora. he aquí el telón de fondo de este libro.
Luego pasó Faílde
revista a la poética de Dolors Alberola, situando sus rasgos fundamentales en
la propia arquitectura de Dasein, un libro al que la crítica, aun siendo
cicatera- empieza a valorar como el mejor de los suyos.
Y, como el
movimiento se demuestra andando, la autora, una vez más, desplegó los mejores
argumentos del oficio, pues nada habla del mismo con mayor elocuencia que los
poemas, breves los que eligió, que, en palabras de su presentador, componen una especie de antifonario en el que la
celebración y su antítesis establecen un diálogo silencioso en torno a uno de
los pilares del existencialismo: el hombre es un ser para la muerte.
Solamente nos salva la palabra poética, como
puente entre el misterio y la necesidad de desentrañarlo –eso piensa Alberola-
para acceder a la luz.
Con este acto, se
clausuraron los que han vendido desarrollándose con motivo del Día del Libro en
El Puerto de Santa María.
Redacción.-