Acaba de salir a
la luz La mala letra, de Domingo F.
Faílde, que publica Vitruvio y será presentado dentro de breves días en Madrid,
Jerez, Cádiz y otras ciudades españolas.
El libro, en
palabras del propio autor, se inscribe
en los supuestos del ciclo que él denomina poesía
en fase terminal. El poeta, nos dice, es un enfermo crónico, mordido por un
virus pertinaz del que nunca conseguirá deshacerse. Ahora, por razones de edad
y trayectoria, la dolencia se precipita hacia su desenlace natural. Es la fase
terminal, cuyos síntomas evidentes son dos: la expresión, más que desnudarse,
pierde la piel, se queda en carne viva y exhibe sin pudor sus muñones,
mientras, por otra parte, el poeta se acerca a la sombra y explora desde ella
su experiencia vital, en un itinerario que va desde el sarcasmo a la ternura,
pasando por el cinismo, la ironía y un sano escepticismo, capaz de disparar su
mirada más crítica hacia la realidad de un mundo sin sentido, que no logra
entender.
Estaríamos ante un discurso sobre el fracaso de la vida
humana, enfocado a través de la propia literatura, que es, al fin y al
cabo, una visión del mundo. Y, en los tiempos que corren, el espectáculo no puede ser más desolador. Ante ello, la poesía nos tiende
su lenguaje para escrutar las sombras, tratar de entenderlas y buscar la luz.
En una
conversación con Dolors Alberola y con el contrapunto de la opinión de otros
escritores, Domingo F. Faílde habla del libro, de la literatura y de su propia
actitud ante el mundo y la poesía. El
hombre escribe poesía porque es infeliz, asegura.
Redacción.-