En el salón de actos de la Fundación Caballero Bonald, tuvo lugar anoche la presentación del libro Deshacer la memoria, de Maribel Tejero, ante el numerosísimo público que ocupó todo el aforo de la sala. Además de la autora, intervinieron Mª. Ángteles Contreras, que representaba a la Asociación de Familiares Alzhéimer, Manuel Antonio García Paz, director del Área de Cultura del Excmo. Ayuntamiento, y el escritor Domingo F. Faílde, que efectuó la glosa del libro. Elena Jiménez Parra interpretó varias piezas en otros tantos intermedios musicales.
En opinión de Faílde, autor del prólogo, Deshacer la memoria es la crónica lírica del largo y doloroso proceso que conduce a la muerte a un enfermo de Alzhéimer. Maribel Tejero, poeta veterana aunque de lenta y reflexiva elaboración, lo relata a sus lectores en clave personal. No se trata de un diario, por supuesto, ni de la evocación pormenorizada –y, por tanto, patética- de la vía crucis que hubo de compartir con su madre, cada una en el lado que le correspondió, ni –faltara más- de un morboso recorrido por el intrincado laberinto del sufrimiento. Con mirada tranquila y voz serena, la autora nos acerca el sedimento de su experiencia, que, en cierto modo, repetiría, invirtiéndolo, el esquema místico de la secreta escala de San Juan de la Cruz, por cuanto constituye un auténtico descenso a los infiernos, no consumado nunca, gracias a la capacidad del yo-lírico para buscar y encontrar el anverso de las cosas en esa trascendencia que dimana de la palabra poética. Ella nos salva del dolor y nos rescata de la sordidez.
Tras las palabras de su presentador, que destacó el compromiso de la autora, superviviente de un largo naufragio, que comienza en la mal llamada transición y trazas lleva de no terminar nunca, así como su concepción del lenguaje poético, que, a fuerza de depurarse en la adversidad, se hizo directo, casi coloquial, sin incurrir por ello en licencias prosaicas ni, en el extremo opuesto, dar paso a rebuscadas gollerías, intervino la propia Maribel Tejero.
La poeta había preparado para la ocasión una minuciosa selección de poemas del libro, que introdujo con hondura y leyó con intensa emoción, que supo contagiar al auditorio, atreviéndose incluso a prestar su voz a una de las composiciones interpretadas por Elena Jiménez. No hace falta decir que, al término del acto, firmó numerosísimos ejemplares.
Redacción.-