Yo, Juan, el discípulo amado es el título de la novela de Rafael Esteban Poullet, poeta y narrador portuense, que ha servido de base al guión de El discípulo, una película de Emilio Ruiz Barrachina, con un atractivo reparto y rodada en los desolados parajes de las hoyas de Baza y Guadix.
La cinta, que ha suscitado ya numerosas polémicas, aborda la vida de Jesús Nazareno desde una perspectiva meramente histórica (la resistencia del pueblo judío frente al invasor romano), al margen de la mitificación religiosa del protagonista y sus implicaciones doctrinales.
Sin embargo, como cabía esperar, existe cierta distancia entre el texto de Rafael Esteban Poullet y lo que ve en pantalla el espectador. Las obras literarias alimentan al cine muchas veces, pero éste las digiere a su manera, incluyendo esa cucharada de bicarbonato sódico que suele exigir el omnipotente mercado.
Faelo, que asistió al estreno, el pasado 11 de abril, manifestó a los medios que, si bien el guión es, por lo general, respetuoso con la novela, omite planteamientos importantes, como el triángulo Jesús-Judas-Juan y la negación del fenómeno de la Resurrección.
Faelo, que asistió al estreno, el pasado 11 de abril, manifestó a los medios que, si bien el guión es, por lo general, respetuoso con la novela, omite planteamientos importantes, como el triángulo Jesús-Judas-Juan y la negación del fenómeno de la Resurrección.
Estamos, en cualquier caso, ante una película bella e interesante, que conviniera ver y analizar, contrastándola, a ser posible, con la novela, que es de obligada lectura, a la hora de reflexionar sobre aquella y valorar la posición, tanto del escritor como del director.
Una notable banda sonora, que incluye letras flamencas del poeta Félix Grande, completa los atractivos del film.
Redacción.-