Los poemas de Miguel Hernández se vertieron anoche sobre Jerez. El sencillo homenaje, a cargo de poetas y lectores de poesía -casi todos agrupados en la asociación Argónida-, se celebró en La Trocha, un bar céntrico y concurrido que, por obra de las circunstancias, se convirtió en el protagonista de la noche.
Estaba a rebosar y era lógico. Se hacía necesario este homenaje, recuperar la voz del poeta oriolano y lanzarla a los vientos, desnuda, sin mixtificaciones comerciales, portadora de su verdad, antes de que el sistema nos la robe y haga con ella lo mismo que con las camisetas del Ché.
Por lo demás, el acto se inscribía en el contexto de otros ochocientos que, bajo la común denominación de Festival de la Palabra, se celebran en toda Europa.
Así nos lo dijeron la Sra. Barroso, concejal del Ayuntamiento, y Paco Camas, en cuyo discurso de apertura salió al paso de críticas estúpidas, de esas que hunden su mala baba en el lodazal del sistema, en beneficio acaso de una brizna de vanidad. Para Camas, los poetas son útiles porque saben dar esperanza y esto es lo que hizo Miguel Hernández, desde su triple compromiso, literario, político y humano, en una obra coherente y, por supuesto, hermosa. Recuperar a Miguel Hernández –dijo para finalizar- es un deber de España, es un deber de amor.
Y los poetas intervinientes le prestaron su voz, que sonó intensa e invadió la ciudad. Josefa Parra, Ricardo Rodríguez, Sara Jiménez, Darío Pérez Carvajal, Manuel Márquez, María Centeno, Mercedes González, Carmen Flores y Julia Bellido, entre otros, leyeron los poemas fundamentales del repertorio hernandiano, que demostraron, una vez más, la vigencia de una Poesía, que es preciso escribir con mayúscula. El cantautor Carlos Aguilera interpretó varias piezas, con textos del poeta homenajeado.
Redacción.-