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CONVOCATORIAS

CONVOCATORIAS

Martes 5 de noviembre
19,00 h.
Ateneo de Jerez
Encuentro literario hispano-marroquí. Lectura poética.
Poetas marroquíes:
Hassan Najmi, Mourad El Kadiri, Boudouik Benamar, Azrahai Aziz, Khalid Raissouni, Ahmed Lemsyeh, Jamal Ammache y Mohamed Arch.
Poetas gaditanos:
Josefa Parra, Dolors Alberola, Domingo F. Faílde, Mercedes Escolano, Blanca Flores y Yolanda Aldón.
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14 de mayo de 2010

Mariano Rivera presentó anoche en Jerez "El software de la inmortalidad". El poeta cierra con este acto una brillante gira promocional


Dolors Alberola y Domingo F. Faílde coincidieron en sus respectivas conclusiones: El software de la inmortalidad es un libro que no debemos perdernos, pues nos sorprenderá y, a pesar de que existen diferentes opiniones a la hora de aceptar la utilidad o no de la poesía, útil para el aprendizaje y no me duelen prendas asegurarlo, puesto que en nada se oponen hermosura y utilidad. Un poemario francamente interesante con un final apoteósico que, a su vez, resta tenebrismo a la idea del juicio final, puesto que con esa cancioncilla que acompaña a su despliegue “Quisiera ser tan alta como la luná” nos devuelve a la limpidez perenne de la infancia, a nuestros sueños más dulces, a la falta de miedos y ya no es Caronte ni es Cancerbero el que nos espera al final de la historia que tan maravillosamente nos cuenta Mariano Rivera, sino el delicado eco de un paraíso que sí que comprendemos, puesto que lo poseímos en el tiempo más blanco de los tiempos. En opinión –reiterada- de Faílde, estamos ante un libro apasionante, sacudido por el flagelo de la hermosura e investido por la solemnidad de lo profético y la elegante audacia de toda gran poesía. Un libro convocado no a la estéril polémica, sino al debate reflexivo y enriquecedor. Un gran libro, en definitiva.   
Con estas palabras, los presentadores de Mariano Rivera terminaron su intervención, dando paso al autor, que cerraba con este acto una gira promocional, iniciada en Madrid, con obligada estación en El Escorial, Cádiz, El Puerto de Santa María, Sanlúcar de Barrameda y, finalmente, Jerez de la Frontera, su ciudad natal. El acto se celebró en la sede de la Fundación Caballero Bonald y congregó a un público numeroso e interesado.    
Las palabras protocolarias de Ricardo Rodríguez, representante de la entidad anfitriona, dieron paso a Dolors Alberola, que dijo, entre otras cosas: Mariano Rivera, logra en él la cuadratura del poema; efectivamente, da a la mayor parte de su trabajo esa figura física y cuadrángula, pero va más allá -quizás donde el poeta roce un día la inmortalidad-, va hasta el punto exacto en donde lo más material, lo más científico, lo más palpable, vuelca su relativa exactitud en el contrario de su imagen, mutando lo tangible en intangible, puesto que entre sus líneas, llegamos a tocar con los ojos la parte más imposible de lo posible. Dicho en palabras más comunes, Rivera ha conseguido exprimir cada página de la más actual enciclopedia científica, amalgamar el líquido aparente con el extraído de las más novedosas teorías de futuro y dejar ante nosotros la rosa purísima, aquella de la que dijo Juan Ramón, no la toquéis ya más… que así es la ciencia –añadiría yo-.   
Por su parte, Domingo F. Faílde, tras exponer los conceptos básicos del pensamiento transhumanista, situó el libro de Mariano Rivera en el contexto de esta filosofía, a la que opone el poeta su sentido trascendente de la vida y la búsqueda de una divinidad que, sin embargo, permanece en silencio. Faílde valoró positivamente las audacias y riesgos que asume el autor, consciente en todo caso de que el hecho poético, como acto creador, debe constituir un salto hacia delante o, como dice José Luis Abellán, "exige romper los moldes". Si ya lo es la propia concepción del poema, el lenguaje, ligado íntimamente al contenido, despliega ante el lector una gran variedad de registros, que revelan al propio poeta: un hombre de su tiempo, imbuido por tanto de la cultura contemporánea y sabio conocedor de las hablas y jergas de un entorno marcado por la diversidad. Así, el castellano estándar convive con cultismos y tecnicismos e incorpora, sin complejo alguno, muchas palabras que el español de uso ha importado de otros idiomas, comenzando por el léxico y locuciones de la informática, que, en tanto imprimen al texto la frescura de lo cotidiano, contribuyen a configurar la gran metáfora de este libro: estamos programados para la inmortalidad. O, en el supuesto contrario, como afirma el autor en el poema Catagénesis del progreso, "Sin comparación, siguiendo los dictámenes de la sabiduría, es más revolucionario detener el progreso por solidaridad con el amor, que calzarse botas de gigante para llegar a tiempo de ver la desintegración del cosmos en el vacío".    
Finalmente, Mariano Rivera leyó y comentó los poemas más significativos del libro y, como es habitual en estos actos, firmó ejemplares del mismo.  
           
Redacción.-