La estética –que es ética con un plus de esencialidad- aflora en la palabra, hecha música, del cantautor andaluz Ramón Tarrío, capaz de hermanar en el pentagrama las voces, los ensueños, las ansias, los latidos de una y otra cultura, fraternales, de acá y allende el estrecho de Gibraltar. A través de sus discos, en norte y el sur del Mediterráneo se han ensanchado para encontrarse en las raíces de una cultura común, que ayer, hoy y siempre tuvo, tiene, tendrá su más genuina expresión en el maridaje de la música y la poesía, símbolo de los lazos que, pese a quien pese, unen a todos los hombres y mujeres del mundo. Su apuesta por la belleza no es vana, sino plena, y aquí están sus canciones, yendo y viniendo, como aves migratorias, buscando corazón para anidar.
En esta ocasión, el poema cantado –una manera mágica y entrañable de glosar un texto- es la Parábola del ciego, de Dolors Alberola, incluido en un disco que pronto verá la luz: Aduatain, es decir, dos orillas.
Hacer click aquí para ver el vídeo y escuchar la canción
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© Domingo F. Faílde.-
En esta ocasión, el poema cantado –una manera mágica y entrañable de glosar un texto- es la Parábola del ciego, de Dolors Alberola, incluido en un disco que pronto verá la luz: Aduatain, es decir, dos orillas.
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