El solsticio de verano llevó a Sevilla esa gran fiesta de la palabra que vienen siendo las presentaciones de los libros EH. Así, la colección “Hojas de bohemia”, que dirige Mauricio Gil Cano, puso en escena la de “Gilgamesh”, “Declaración de un vencido”, “Arte de perros” y “Habitación en la tierra”, a cargo de sus autores, los poetas Miguel Florián, el propio Mauricio Gil Cano, Dolors Alberola y Julio Rivera, cuyos versos elevaron muchísimos grados la ya tórrida temperatura que se dejaba sentir en la capital andaluza. Actuaron como maestros de ceremonias, glosando las obras presentadas, Domingo F. Faílde y Mauricio Gil Cano.
El acto, una vez más multitudinario, había comenzado con la intervención de Francisco Romero, director de la Escuela Profesional de Hostelería de Jerez, que expuso su proyecto editorial, y del presidente de la Confederación de Empresarios de Andalucía.
Al final, siguiendo una gozosa costumbre, iniciada por los responsables de EH, corrieron entre el público los mejores vinos jerezanos y una suculenta gastronomía, mientras autores, críticos y lectores departían amablemente sobre lo sucedido y, durante la larga velada, la poesía se adueñó del hermoso recinto que fue, por unas horas, su templo: la sede central de la Caja de Ahorros de San Fernando, un bellísimo palacete neoclásico, reformado y adaptado tras el incendio sufrido en la segunda década del siglo XX, que guarda en sus estancias algunas entrañables reliquias, caso de los dos cañones dieciochescos, centinelas mudos de la placa que, el 1812, dio a la de San Francisco el nombre de Plaza de la Constitución.
Lo dicho, una fiesta, y no había para menos: llegaban a Sevilla los mejores libros de poesía publicados en Andalucía desde hace muchos años. Quien lo dude, vaya y los lea.
El acto, una vez más multitudinario, había comenzado con la intervención de Francisco Romero, director de la Escuela Profesional de Hostelería de Jerez, que expuso su proyecto editorial, y del presidente de la Confederación de Empresarios de Andalucía.
Al final, siguiendo una gozosa costumbre, iniciada por los responsables de EH, corrieron entre el público los mejores vinos jerezanos y una suculenta gastronomía, mientras autores, críticos y lectores departían amablemente sobre lo sucedido y, durante la larga velada, la poesía se adueñó del hermoso recinto que fue, por unas horas, su templo: la sede central de la Caja de Ahorros de San Fernando, un bellísimo palacete neoclásico, reformado y adaptado tras el incendio sufrido en la segunda década del siglo XX, que guarda en sus estancias algunas entrañables reliquias, caso de los dos cañones dieciochescos, centinelas mudos de la placa que, el 1812, dio a la de San Francisco el nombre de Plaza de la Constitución.
Lo dicho, una fiesta, y no había para menos: llegaban a Sevilla los mejores libros de poesía publicados en Andalucía desde hace muchos años. Quien lo dude, vaya y los lea.
DFF