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CONVOCATORIAS

CONVOCATORIAS

Martes 5 de noviembre
19,00 h.
Ateneo de Jerez
Encuentro literario hispano-marroquí. Lectura poética.
Poetas marroquíes:
Hassan Najmi, Mourad El Kadiri, Boudouik Benamar, Azrahai Aziz, Khalid Raissouni, Ahmed Lemsyeh, Jamal Ammache y Mohamed Arch.
Poetas gaditanos:
Josefa Parra, Dolors Alberola, Domingo F. Faílde, Mercedes Escolano, Blanca Flores y Yolanda Aldón.
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1 de agosto de 2012

Alejandro Pérez Guillén, lectura poética con Narciso al fondo


El mito de Narciso, como todos los clásicos, ha ejercido una enorme fascinación no sólo entre los poetas, sino también entre pintores, escultores y músicos. Este muchacho, símbolo de la egolatría, rechazará el amor de la ninfa Eco, que muere despechada, y el joven, enamorado de su propia imagen, al verla reflejada en el agua, se arroja a la corriente y allí donde se ahoga brota y crece  la flor que hoy ostenta su nombre.
No es ésta, desde luego, la única versión de esta historia y el poeta, por su parte, no nos cuenta la suya, sino la proyección  de este mito al ámbito de la realidad cotidiana, al espacio de nuestra experiencia, con un llamamiento tácito a la reflexión.
“Matar a Narciso” –dice Josefa Parra en el prólogo- es matar esa parte de nosotros mismos que se recrea con demasía en el propio yo. Es buscar al otro y buscarse (siendo otro, más alto, más maduro, más vivido) en un espejo interior y no en el azogue externo o en las aguas de un río que quizá sea “el ajeno frío del agua”. Y, en palabras del propio autor, “Matar a Narciso” también supone tener conciencia de que no siempre somos los mismos. Las personas cambian a lo largo de la vida. Al mismo tiempo, retoma el concepto de que en cada libro uno nace a la vida, se desarrolla, crece y muere con el último verso del poemario, como si en cada acto de escritura uno se entregara por completo. En cada libro uno mata a Narciso. En cada libro reaparece con energías renovadas.
Domingo F. Faílde, en su discurso de presentación, destacó los valores formales del libro: En el plano formal, Alejandro Pérez Guillén evidencia una síntesis saludable entre dos formas de concebir la escritura que, al fin y al cabo, desembocan en una misma praxis. Quiero decir con ello que cuida e incluso mima la forma, puliendo el verso y buscando la perfección, pero sin permitir que el gusto por lo perfecto, la voluntad de estilo, como se le llamó en otro tiempo, eleve una muralla inexpugnable entre autor y lector, en detrimento de la comunicación, ese diálogo íntimo en que, en última instancia, se resuelve el misterio de la creación poética.
El acto tuvo lugar anoche en Damajuana, dentro del ciclo Versos en plenilunio. El poeta, antes de centrarse en el libro presentado, efectuó un cuidado recorrido por su obra anterior.

Redacción.-