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CONVOCATORIAS

CONVOCATORIAS

Martes 5 de noviembre
19,00 h.
Ateneo de Jerez
Encuentro literario hispano-marroquí. Lectura poética.
Poetas marroquíes:
Hassan Najmi, Mourad El Kadiri, Boudouik Benamar, Azrahai Aziz, Khalid Raissouni, Ahmed Lemsyeh, Jamal Ammache y Mohamed Arch.
Poetas gaditanos:
Josefa Parra, Dolors Alberola, Domingo F. Faílde, Mercedes Escolano, Blanca Flores y Yolanda Aldón.
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11 de julio de 2012

"Vivir sin más motivo": Carlos Guerrero presentó su libro


Se dice y es verdad que toda gran poesía apunta a lo esencial, a esos temas –eternos, según algunos- que el hombre se plantea y a los que trata de responder desde las coordenadas de su historicidad. Al leer los poemas de este libro, recuperamos buena parte de nuestra memoria común: el humanismo, sin ir más lejos, en todo lo que tiene de indagación, y así, sin silogismos ni teoremas, con sólo la experiencia como vehículo, el autor nos acerca a la interioridad de cada uno, descubriendo los móviles ocultos que dan materia y forma a nuestro paso por el universo.
Sabe Carlos Guerrero que si el hombre es medida de todas las cosas, su relación con ellas en esas coordenadas a las que antes nos referimos no es sino la existencia, es decir, el acto de ser en un aquí y en un ahora. Esto es lo que compartimos en tanto que seres vivos; ocurre sin embargo que esa existencia no es un conjunto vacío y que, por el contrario, cada individuo la llena de contenido : o sea, de amor, dolor, temor, valores, aventura…; de vida, en definitiva: Vivir sin más motivo es la crónica apasionada y apasionante de una obviedad. Se vive sin motivo o, para ser exactos, sin más motivo que vivir. La vida es el motivo y el poema un ardid para atraparla, como se atrapa a un pájaro.
El empeño no es fácil, desde luego, porque la vida no es un departamento estanco, una idea cerrada y amurallada, esto es, un espacio sincrónico, sino la suma de todos ellos más un puente que se nos tiende a lo desconocido –pese a lo previsible del desenlace-, y entre unos y otros -¡cómo no!- la memoria, que es el módulo o cápsula donde viaja nuestra conciencia, desafiando esa especie de fuerza de gravedad del espacio y el tiempo, buscando la precisa dimensión que nos hace personas.  
Estamos ante un canto de exaltación a la vida en todos sus matices, una especie de oda a lo Whitman, salpicada de claroscuros. Alguna cita de Juan Ramón Jiménez, Rafael Soler o Mario Benedetti nos acercan al sur, a ese duelo barroco y conceptista entre la luz y la sombra, el amor y la soledad, la vida y la muerte, que humaniza la reflexión del autor con una brizna apenas de agonía.
El poeta, sin duda, ha sabido captar y reflejar esa dimensión épica de la vida, sin la cual, carente de un motor que la impulse, sería del todo inmóvil o, dicho de otro modo, no sería nada.
                La vida, en consecuencia, es una historia. La vida, cada vida, lo que, en términos de lenguaje, nos da un pequeño número de páginas, que van a parar no al mar de Jorge Manrique, que es el morir, sino a la única forma posible de inmortalidad conocida hasta hoy, la de seguir viviendo en la memoria de la posteridad.
                Tras las palabras introductorias de Domingo F. Faílde, la voz de Carlos Guerrero hizo sonar los versos de su libro, que ayer, por la noche, presentara en Jerez. Leyó una generosa selección de poemas, firmó ejemplares y fue protagonista de otra hermosa velada poética.

Redacción.-