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CONVOCATORIAS

CONVOCATORIAS

Martes 5 de noviembre
19,00 h.
Ateneo de Jerez
Encuentro literario hispano-marroquí. Lectura poética.
Poetas marroquíes:
Hassan Najmi, Mourad El Kadiri, Boudouik Benamar, Azrahai Aziz, Khalid Raissouni, Ahmed Lemsyeh, Jamal Ammache y Mohamed Arch.
Poetas gaditanos:
Josefa Parra, Dolors Alberola, Domingo F. Faílde, Mercedes Escolano, Blanca Flores y Yolanda Aldón.
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25 de julio de 2012

Víctor Alija y Jesús Ballesteros protagonizaron anoche una brillante lectura poética


Dolors Alberola, en sus palabras de presentación, definió a Víctor Alija como una criatura literaria que a los veinte años ya tiene publicada una separata. Todo un calvario lleno de signos –añadió-, una resurrección de esta vida mediocre que llevamos en sociedad a otra de iniciación en el augusto territorio de la palabra. Ésta, para él guarda poco escondrijo. Como una sierpe fresca y delirante se le abre y entrega, le da todo el veneno de la voz, lo posee hasta el ritmo y le engendra los hijos que pretende, le prohíbe el tabú, lo deja bien armado ante la voz y lo convierte en ella.
                Así sería el preámbulo de una hermosa velada literaria, de las que tardan tiempo en olvidarse, si es que olvidarse puede alguna vez el verso bien templado del poeta y el vestido musical que, ceñido al aroma de la palabra, fue tejiendo Jesús Ballesteros, el excelente músico granadino que acompañó al autor de Oxidaciones y Discurso sobre los estados carnales.
                La lectura de Víctor Alija giró fundamentalmente sobre estos libros, a los que, en dos ocasiones, sumó algunos inéditos. Y el poeta acertó al acercar al público unas obras que, aun caminando despacio, como decía Federico García Lorca de los primeros libros, lo hacen sólidamente, robusteciendo la proyección de una voz que, no obstante su juventud, se perfila día a día como una de las más sólidas y personales de su generación.
                Trata en ellos lo temas –entre otros- que trataron Catulo, Cavafis o Cernuda, sin que, en ningún momento, se le deslice un eco delator. Sus poemas no suenan a Catulo ni a Cavafis ni a Cernuda, sino a un Víctor Alija que explora a plena luz su propia transgresión y la arroja a los vientos sin tópicos ni gestos ya usados, tensando el arco de un estilo propio, que emociona sin patetismo ni sensiblerías, a fuerza de descarnar sobre los mármoles del lenguaje su indiscutible autenticidad.
                Con la locura que esgrimimos los que somos capaces de verter imágenes, metáforas, surrealismo, gritos que atraviesen la sangre, es posible que aún podamos sujetar el mundo –había dicho Dolors Alberola-. Víctor está empeñado en mantener en alto uno de sus pilares y sus amigos todos aplaudiremos siempre sus vocablos, esos hierros al rojo que en forma de libro supieron detenernos, por esa sencillez de su elegante y blanca trayectoria de signos y de sílabas.
                Y los signos se unieron a la música y allí estaba el saz turco de Jesús Ballesteros, la mandola o la guitarra, envolviendo el poema con tules nazaríes o pequeños desgarros flamencos, hasta que, al fin, la noche se rindió. Era tarde, muy tarde, pero el patio del Damajuana ardía como un ascua en la limpia palabra de un poeta.

Redacción.-