En sus
palabras de presentación, Domingo F. Faílde definió a Carmen Sáiz Neupaver como
una creadora seria y eficiente, que suma a su talento, ya de por sí notable, un
no menos notable bagaje cultural, tributario de su formación universitaria, de
sus lecturas bien planteadas y, lo más importante, un trabajo tenaz y denodado,
meticuloso, intenso y apasionado, a cuyo conjuro –insisto en esta idea- no hay
musa que se resista ni tiene el viejo Apolo otro remedio que rendirse a sus
pies. Si le sobra talento, ya lo he dicho, Carmen posee también los recursos
técnicos necesarios para romper certezas y llevarse debajo del brazo los mil y
un milagros de la inspiración.
Hay algo, sin
embargo, que no tiene ni ha tenido jamás, incluso al precio, bastante caro por
cierto, de ir contra la corriente de los tiempos: la prisa, ese torpe veneno
que ha malogrado a muchos autores jóvenes, hundiéndolos en el caos o
precipitándolos en el oscuro resplandor de lo efímero, como flores de un día.
Ella, no. Ella no, porque sabe que la poesía es el buitre que muerde las
entrañas de Prometeo y ha tenido el valor de afrontarlo tras robar a los dioses
hasta la última llamarada del fuego que le abrasa. Carmen Sáiz es poeta de
lenta elaboración o, dicho de otro modo, para que quede claro, exigente; una
autora incapaz de perderse en banalidades y que encuentra en la forma un
arsenal de ingenios para la perfección.
Y, haciendo
honor a su ejecutoria, Carmen Sáiz Neupaver comenzó su lectura. Traía
preparados quince poemas escrupulosamente elegidos, a través de los cuales
expuso su poética y dio cumplida fe de sus cualidades. Pocos poetas tienen tan
claro el sentido de su misión. Busca la belleza, pero sabe que ésta imposible
en un mundo podrido. Su compromiso estético –evidente, por lo demás- se
convierte en compromiso ético y de este maridaje desciende en buena parte su
poesía. No en vano dicen de ella que es una de las voces más intensas y con
mayor dominio del lenguaje de la joven poesía gaditana. Y así es.
El acto,
enmarcado en el ciclo Versos en plenilunio, tuvo lugar el pasado martes en
Damajuana y a él asistió numeroso público.
Redacción.-