El ciclo de lecturas Miércoles de bohemia, que coordina el poeta Álvaro Quintero y que, este curso, gira en torno al erotismo y la locura, en tanto que motores de la creación poética, acogió anoche a Josela Maturana, poeta y escritora, que convirtió en poesía su personal visión de estos temas, ofreciendo al auditorio una muy generosa y, a todas luces, brillante colección de inéditos, acaso destinados a un próximo libro.
Sería el propio Quintero el encargado de presentar el acto, lo que hizo felicitando a Domingo F. Faílde, cuyo libro Carnalia, que abrió el presente ciclo, figura entre los finalistas del Premio Andaluz de la Crítica, para, seguidamente, pasar revista a la trayectoria de la poeta invitada.
Para Josela Maturana, ninguna obra poética está exenta de erotismo y locura, aunque muchas veces se escondan en el sótano de la conciencia y en el deseo de ser en otros y con otros, que esto es, al fin y al cabo, el amor. Erotismo y locura están en el origen de muchos sentimientos y poseen dos dones esenciales: el don de la necesidad, en el caso del erotismo, y el don de la huida, en el de la locura, que a veces se mezclan. Y, en cualquier caso, avivan la escritura poética.
El erotismo, según la autora, podría definirse como la encarnación de la necesidad de ser en otro cuerpo, y la locura como el derecho de huir de la realidad comúnmente aceptada por la mayoría y crearse una propia, un mundo personal e intransferible que el sujeto vive, disfruta o padece, en total soledad.
La poesía, por tanto, tiene mucho de desvarío, porque rompe las normas y crea universos paralelos y diferentes, proponiendo un viaje a otras dimensiones y espacios, que transgreden la realidad.
Y, para demostrarlo, la lectura de los poemas, sin ningún género de afectación ni otros recursos que la palabra escueta, condujo a los oyentes al ámbito misterioso de la mejor poesía. Los inéditos de Maturana son, sin duda, bellísimos. El erotismo, en ellos, transcurre por el cauce del lenguaje, hasta caer en el dominio del cuerpo y resolverse finalmente en metáforas sugestivas, asumiendo en ocasiones el riesgo que supone rebasar la retórica y acercarse a registros tan delicados como el científico-técnico o el argot de la carretera, sin perder en ningún momento el control de un discurso caracterizado por la elegante dicción y perfección sintáctica de esta poeta, una de las voces más importantes de la poesía actual.
Redacción.-