Que la lluvia en
Sevilla es una maravilla, se corrobora cuando se ve. Más allá de canciones,
películas y tópicos, lo cierto es que la niebla le va bien a esta ciudad, cuya
belleza se repliega hacia los adentros, haciéndose más honda, más íntima, más
sugerente. La tarde de ayer era proclive a la poesía y Dolors Alberola no podía
haber hallado más propicia ocasión para presentar La escopeta de Lily Mae en la capital hispalense. El acto tuvo
lugar en la librería Un gato en bicicleta,
a dos pasos de la plaza de la Encarnación y esa excrecencia arquitectónica que,
como un tumor maligno, le creciera en el centro, eso sí, previo desembolso de
una buena millonada.
Con desmanes
urbanísticos o sin ellos, con sol o lluvia, frío o calor, Sevilla es ciudad
poética como pocas. El silencio de la tarde se encriptó en las dependencias de
la librería y alguien lo comentó. A los pocos minutos, Lola Crespo rompía aquel
mutismo y su poesía fue heraldo del libro presentado. Lo anunció, lo glosó, lo
subió al cielo y, al abrirse las nubes de la magia, poetas, amigos, público,
cómplices todos de la palabra hermosa, se fueron levantando con un verso en los
labios y completaron la glosa, con tanta galanura como emoción. Allí estaban
Dolores Almeyda, Carmen Herrera, Lorenzo Ortega, Perpetuo Fernández y Jesús
Cárdenas, entre otros, poniendo voz a lo escrito y alas a la palabra.
Llegó por fin el
turno a Dolors Alberola, que apenas comentó sus poemas. Todo se ha dicho ya, comentó, e inició la lectura que al respecto
llevaba preparada. Los poemas se sucedieron y otra vez el silencio se espesó
para que solamente se escuchara el latido de la poesía. Y llovieron los versos
y nadie se movió cuando la autora puso punto final. Más poemas. Menos mal que
ya habéis comprado el libro, porque lo he leído entero, bromeó la poeta y
empezaron las firmas, esas dedicatorias que proyectan al corazón la esencia de
las palabras.
Algunas horas
antes, desde su atalaya granadina, Víctor Alija había escrito: Veo un Gato en Bicicleta con La escopeta de Lily Mae. ¿No se lo creen? Dolors Alberola es la dulce culpable. Esta tarde en
Sevilla.
Fue una tarde bellísima, memorable, sin duda.
Tardará mucho tiempo en repetirse. Mañana, por ejemplo.
Redacción.-