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CONVOCATORIAS

CONVOCATORIAS

Martes 5 de noviembre
19,00 h.
Ateneo de Jerez
Encuentro literario hispano-marroquí. Lectura poética.
Poetas marroquíes:
Hassan Najmi, Mourad El Kadiri, Boudouik Benamar, Azrahai Aziz, Khalid Raissouni, Ahmed Lemsyeh, Jamal Ammache y Mohamed Arch.
Poetas gaditanos:
Josefa Parra, Dolors Alberola, Domingo F. Faílde, Mercedes Escolano, Blanca Flores y Yolanda Aldón.
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18 de septiembre de 2010

Carmen Moreno presentó su libro "Cuando Dios se equivoca", publicado por EH


¿Cuántos de ustedes son padres? ¿Y quién consentiría que a su hijo lo insultasen, lo torturasen, le dieran muerte? ¿Cuántos de ustedes lo enviarían a un sitio con la seguridad de que le iba a ocurrir todo esto? No soy católica. Creo en Dios, pero no puedo aceptar esa terrible equivocación que supone la redención por medio del dolor y no mediante el amor. Con estas interrogantes, introdujo Carmen Moreno la lectura de los poemas de su libro Cuando Dios se equivoca, publicado por EH Editores y presentado ayer en la librería jerezana Hojas de Bohemia.    
Antes, Álvaro Quintero, director de la colección, y la poeta Dolors Alberola habían glosado el libro, destacando la originalidad de la autora y su valor al abordar poéticamente el tema del sufrimiento, encarnado en una mujer que padece anorexia nerviosa y que, encerrada en un hospital, ha de enfrentarse a la sociedad y a sí misma, separadas por esa terrible barrera que separa la supuesta normalidad de la que se supone constituye una forma de locura.     
Quintero, por su parte, efectuó un recorrido histórico por los testimonios literarios que diferentes autores nos han legado sobre la locura, el concepto que tuvo cada época acerca de la misma y la forma, horrorosa casi siempre e inhumana, de enfrentarse a ella y tratarla, desde la mera segregación del paciente al moderno electroshock, pasando por las cadenas y el látigo, que fueron, durante mucho tiempo, las únicas herramientas de trabajo de los cuidadores y terapeutas de estos enfermos.    
A esa terrible barrera se refirió Dolors Alberola: Y hay una línea exacta que pondera un lado y otro lado del cristal de un espejo, una línea difícil, angular, insalvable, que no deja cruzar sin pasaporte, es la línea que bordea lo que ya definitivamente se ha llamado cordura o bien increación, separándolo de lo que es lo otro, lo invisible, lo mágico, lo insustancial dueño de la sustancia del misterio, lo terriblemente hermoso si se posee sin desposeernos. Esa línea perversa la ha cruzado ella, la que dice llamarse “equivocación de Dios”, Carmen Moreno, de la que yo diría tiene corazón de papel y tacto de cajita de lápices, sencillamente porque su poesía es el más afilado cuchillo en manos de una muerte totalmente niña, infinitesimal, candorosa al límite. Alberola, tras ubicar el libro en una tradición literaria, jalonada de nombres tan ilustres como significativos (Hölderlin, Pizarnik, Panero), dijo acerca del mismo: Un poemario que asombra al que sabe que leer no es tan solo ir uniendo vocales, consonantes, que juegan con acentos y con comas y dejan en los ojos una verdad a medias, tan sólo comparable a un mar que visitamos en la delicada postal de algún verano, leer es más allá, leer es un acto redondo de inadaptación a la letra, un desnudar la letra para ver de qué más está formada, para verle la vulva e indagar en su centro y sentir esa palpitación radiante o tic final de todo su delirio. Leer, quien no ose leer el texto de un poeta desangrándose vivo, no ha leído al poeta, no ha sentido el veneno de su voz, no ha llegado a arrancarse del dios para erigirse en él. Equivocadamente, vagamos las afueras de la voz, indagamos sus débiles murallas, sus columnas, pero no somos bestias, no llegamos al cauce de su sangre y arañamos la vida que contiene y mordemos sus células mutantes y arrancamos los ojos de lo vulgar ahí para poder entrar en la visión, en el nunca jamás, en la terrible enfermedad del sueño, como entra Carmen Moreno, desnuda en cada verso.    
Y lo hizo, sin duda, ofreciendo una lectura emotiva, intensa, en carne viva, que caló hondo en la sensibilidad de los asistentes.  
           
Redacción.-