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CONVOCATORIAS

CONVOCATORIAS

Martes 5 de noviembre
19,00 h.
Ateneo de Jerez
Encuentro literario hispano-marroquí. Lectura poética.
Poetas marroquíes:
Hassan Najmi, Mourad El Kadiri, Boudouik Benamar, Azrahai Aziz, Khalid Raissouni, Ahmed Lemsyeh, Jamal Ammache y Mohamed Arch.
Poetas gaditanos:
Josefa Parra, Dolors Alberola, Domingo F. Faílde, Mercedes Escolano, Blanca Flores y Yolanda Aldón.
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31 de enero de 2010

Juana Castro presentó su libro "La Bámbola. Intrusos en la Red" en una velada poética memorable


Las palabras de salutación, bellamente enjaezadas por Álvaro Quintero, que abundó en los aspectos curriculares de Juana Castro, dieron paso a Domingo F. Faílde, que resumió la trayectoria de la poeta y expuso, a grandes rasgos, las líneas maestras de su quehacer: Es para mí un honor estar aquí esta noche –dijo- y un privilegio, asistir a la puesta de largo de un libro singular y extraordinario, obra de una poeta no menos extraordinaria y singularísima, pues como nadie ignora ni discute Juana Castro es, por derecho propio y bien acreditado lo tiene, una de las voces más importantes y significativas de la poesía en lengua castellana. Así, en términos absolutos, sin necesidad del recurso –siempre manoseado y algunas veces deliberadamente desacreditador- del adjetivo femenina, porque en ella va implícito, tiene carta de naturaleza y aun podría afirmar que nuestra autora lo hace ondear al viento de la historia, convertido en bandera de transgresión o firmando con sangre un compromiso que, como ella misma dijo en cierta ocasión, consiste en estar con las mujeres. 
Sin embargo, quien crea que es la suya una poesía pedestre o panfletaria, partidista o, sin más, combativa, se equivoca de lleno. Porque, como una vez leí en un libro de Alfonso Sastre, a finales de los 60, escribir, hoy, al más alto nivel político equivale a escribir al más alto nivel estético. Esta frase se podría aplicar a Juana Castro, si entendiésemos lo político como un compromiso tendente a la transformación de la sociedad y lo estético como una herramienta de comunicación, destinada a labrar la sensibilidad de la gente, sembrando en su conciencia unos principios, que son, en este caso, la libertad (liberación, si hablamos de mujeres), la igualdad y, en definitiva, la dignidad. La poesía, la auténtica poesía, la que puede llamarse gran poesía, proclama estos valores y profundiza en ellos; y la otra, no existe o no merece acaso el nombre de poesía. 
Cuando hablamos de estética, nos quedamos, a veces, en la corteza de un fruto cuya pulpa, más allá del efecto sonoro, los halagos formales o los hallazgos léxicos –y con ello no trato de restarles importancia-, plantea una propuesta tentadora: se abrirán vuestros ojos y seréis como dioses; o, dicho de otro modo, abandonaréis los caminos trillados y emprenderéis el que ha de conduciros a un nuevo, oculto, maldito y luminoso conocimiento, saltando la muralla de lo prohibido y construyendo, en suma, otra realidad. Se nos propone, pues, una revolución. 
Tiene, pues, ante sí el desafío ingente de transformar un código y hacerlo, como el misterio de la encarnación cristiano, sin romperlo ni mancharlo, para oponerlo al tradicional, masculino, y adaptarlo a una nueva función: servir de vehículo a una visión femenina del mundo, que comporta una subversión de los valores al uso, comenzando por la propia idea de Dios, que en Narcisia (1986) se manifiesta como una entidad femenina, o la propia lectura de una realidad cimentada en los roles tradicionales: el varón, sujeto y protagonista de la historia, y la mujer, objeto de la misma, sometida al varón y convertida en un mero instrumento reproductivo. Así aparece en Cóncava mujer (1978) y, a partir de este instante, Eva va diluyéndose en su insignificancia, dando paso a Lilith, que, en la poética de Juana Castro, pulveriza, golpe a golpe y verso a verso, la concepción petrarquista, para tomar las riendas en el amor y hacer otro tanto en la vida. Libros como Paranoia en otoño (1985) o Arte de cetrería (1989) –considerado una obra maestra- profundizan en esta concepción. 
La publicación de La Bámbola. Intrusos en la Red –prosiguió- constituye, por parte de EH Editores, una valiosa operación de rescate, recuperando para los lectores, en primera instancia, y para la trayectoria de la propia autora un texto que, arrumbado desde sus orígenes, allá a finales de los 80, y desvelado tímidamente en alguna que otra comparecencia antológica, reclamaba su recuperación.  
Intervino seguidamente Balbina Prior, como autora del libro, emplazando su concepción en los años 80, en medio del optimismo generalizado de un país que acababa de recuperar las libertades. La autora, sin embargo, no quiso publicarlo en su momento, pues estaba enfrascada en su compromiso feminista y creyó que un libro como éste, menos grave y más lúdico, podría confundir a la crítica. Sin embargo, publicó varias muestras en Alada mía y La Extranjera, que fueron muy bien acogidas, entre otras razones por el hecho de incorporar a la poesía temas y voces de la más palpitante actualidad.  
Pero, si La Bámbola constituye una tímida y exquisita expresión del erotismo, Intrusos en la Red traslada la relación interpersonal al espacio de las nuevas tecnologías, de manera que la escritora y su ordenador protagonizan la suya por medio de la escritura. 
Pero acaso lo más importante hay que buscarlo en la posición o punto de vista de la voz lírica, en su inversión genérica; y así como los hombres, muchas veces, se meten en la piel de la mujer, Juana Castro usará la máscara sexual para dar voz al hombre e indagar en los fantasmas del feminismo con gran valentía y versatilidad. Nos encontramos, pues –concluyó-, ante un libro valioso que, sin perder un ápice de coherencia, nos descubre nuevas facetas, nuevos registros, nuevas acaso formas de decir de una enorme poeta. 
Finalmente, hizo uso de la palabra Juana Castro, que comenzó manifestando su emocionado sentir por todo lo dicho anteriormente y la acogida del público que llenaba la sala de usos múltiples de la Escuela de Hostelería, saludando a los numerosos poetas que asistieron al acto. Tras comentar brevemente su propio punto de vista, ofreció una lectura de poemas, atinadamente elegidos, que fueron escuchados con devoción. 
 
Redacción.-