Y Sandra Rubio leyó sus poemas, con el tono y acento que le son característicos y que contribuyen a una más eficaz comunicación. Su poesía es nerviosa, tiene fuerza y se apoya en vocablos hábilmente elegidos, a los que la poeta ciñe una sorprendente adjetivación, de modo que sus sintagmas adquieren apariencia surreal. Con esta vestimenta, la poderosa voz lírica desgrana sus sentimientos y, sobre todo, su visión del mundo, no exenta de un pesimismo que, sin embargo, mitiga el colorido, la música del verso, con abundantes y arriesgadas rimas, así como numerosas aliteraciones.
La joven poeta fue muy aplaudida y el acto alcanzó la brillantez esperada.
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Redacción.-