Non, je ne regrette rien… Con esta frase de Edith Piaf, puso fin a su intervención el poeta portuense Rafael Esteban Poullet, al término del acto literario en cuyo transcurso recibió el homenaje que Razzia Artis le tributó. Unos minutos antes, se le hizo entrega del diploma acreditativo y la medalla de plata correspondiente al II Premio Tresantié. Y, pese a la emoción del momento, la voz de Faelo sonó firme y rotunda, proclamando el triunfo de la coherencia y el arte, una virtud y un don, que le han acompañado durante toda su vida. No me arrepiento de nada, insistió, tras haber desgranado sus recuerdos, haciendo gala de esa humildad que sólo es privilegio de los más grandes.
Si alguien merecía un homenaje era, en efecto, él, después de muchos años consagrado a la literatura y a la agitación cultural. Rafael Esteban Poullet (El Puerto de Santa María, Cádiz, 1935) se inclinó primeramente hacia la pintura y el cine. Más tarde se decanta por la poesía y la investigación antropológica de la religiosidad popular y su entronque con el paganismo grecolatino. Creador y propulsor de asociaciones culturales, como Medusa y la célebre tertulia El Ermitaño, ha publicado Poemas Sacros y Profanos (1989), Et in Arcadia ego (San Roque, FMC, 2001) y El lecho pródigo (Jerez, EH Editores, 2009). Su novela Yo, Juan, el discípulo amado (2007), primera entrega de una trilogía sobre los orígenes del cristianismo, fue llevada recientemente al cine. En la actualidad prepara un libro de prosa poética titulado Papiros de Tebas.
En el acto, que tuvo lugar anoche en el Hotel Monasterio, intervinieron, además del homenajeado, los poetas Julio y Mariano Rivera, Francisco Lambea, Ramón Luque y Jesús Almendro, así como el pintor Ángel Quintana y el concejal de cultura de El Puerto de Santa María, Millán Alegre.
Redacción.-