La pintora chilena Keka Raffo, afincada en El Puerto de Santa María, presentó anoche en Jerez de la Frontera el último libro de Mariano Rivera Cross: Sofonisba Anguissola: una pintora en la corte de Felipe II, publicada en Madrid cuando el verano agitaba sus todavía incipientes flagelos y el paréntesis estival invitaba a la preparación de actos como éste, que tuvo lugar en los jardines de La Luna Nueva, a los que en otras ocasiones nos hemos referido.
Keka Raffo alabó el riguroso trabajo del novelista, que, al poner en valor, literariamente hablando, la obra de esta mujer, condenada al ostracismo cultural por su mera condición femenina, rescata del silencio a todas las mujeres del pasado, consideradas seres inferiores por las religiones, especialmente las monoteístas, con el apoyo incluso de un buen numero de filósofos. La miopía intelectual de los detractores de la mujer tiene en contra el mejor argumento posible: la evidencia de una obra, que, en medio de las mayores adversidades, alcanzó las altísimas cotas de la genialidad, rompió moldes, abrió camino y legó a la posteridad las pistas necesarias que hoy nos permiten conocer la lucha denodada de esta italiana que, simplemente, quiso ser pintora.
Mariano Rivera, abundando en lo expuesto por su presentadora, profundizó en la lucha de las mujeres y su largo camino hacia la igualdad, manifestando que, ya en los últimos estertores del medievo, hubo conatos de movimientos protofeministas que, en el Renacimiento, cristalizaron en actividades como las Querelles des femmes, reuniones o tertulias en las que el arte, la literatura y la filosofía, servían un valioso pretexto para que las mujeres –y algunos hombres de pensamiento libre- reflexionaran y debetieran sobre la realidad de la mujer, planteando quejas y reivindicaciones, que hoy, desde nuestro conocimiento de aquella época, se nos antojan impensables.
Rivera atribuyó buena parte del interés suscitado por este libro al riguroso trabajo de investigación realizado previamente y que arranca de su obra anterior, La parrilla invertida, que le descubrió al personaje. Sin una labor de documentación seria y minuciosa –dijo- es imposible hablar de novela histórica.
Al acto, brillante en todo momento, asistió numeroso público, en especial poetas y escritores, que elogiaron al autor y su obra.
Redacción.-