En el salón de actos de la Fundación Rafael Alberti tuvo lugar, el día 8, la presentación del libro Del lugar de las piedras, que valiera a Dolors Alberola el premio de poesía Alonso de Ercilla. Ésta es la primera de una serie de presentaciones que, en diversas ciudades, efectuará la autora para dar a conocer esta obra, publicada por Yaganes en castellano y portugués, idioma al que fue traducida por Rui Costa, una de las voces jóvenes más vigorosas del vecino país. Y en ambas lenguas se leyeron algunos poemas del libro, a cargo de la propia poeta y de la profesora y traductora brasileña Carmen Sales.
Antes, Domingo F. Faílde realizó un recorrido por la trayectoria literaria de Dolors Alberola y analizó sus claves estéticas para, finalmente, centrarse en Del lugar de las piedras.
El poeta argentino Juan Gelman -dijo Faílde- definió la poesía como un muro frente a la muerte y digo yo que ésta, por activa o pasiva, es la gran responsable de buena parte de la literatura. En el caso de Dolors Alberola, la muerte es una especie de sombra tutelar, una obsesión continua de la autora, que, intentando evadirla, ha cavado trincheras y erigido bastiones, sin otro material que la palabra ni otra razón que su amor a la vida. Y, en su cruzada contra el no-ser, ciñéndose el arnés de la poesía, atraviesa el espacio y el tiempo, descubre que el pasado -como apuntara Wordsworth- pervive en la memoria y que el futuro -según María Zambrano- puede ser anticipado por el sueño.
Todos los tiempos, el tiempo. Convergiendo, eso sí, en el espacio a través de las piedras, que son la memoria de aquel. Las ruinas, es cierto, y, en general, el arte nos ponen en contacto con el ayer, es decir, lo actualizan, convirtiéndolo en hoy y proyectándolo hacia el mañana. Éste es el 'lugar de las piedras'.
Entre los asistentes al acto se encontraban numerosos poetas y amigos de la autora. Al término del mismo, se sirvió un vino de honor.
Redacción.-