RECIBIÓ EL PREMIO
"MARÍA LUISA GARCÍA SIERRA"
Tras dos años de incomprensible retraso (el presupuesto que los entes públicos y algunos no tanto destinan a cultura en nuestro país es meramente simbólico), pudo Dolors Alberola recoger el premio "María Luisa García Sierra", que convoca o convocaba o váyase a saber el Ayuntamiento de la localidad gaditana de Bornos, un bellísimo enclave en las estribaciones de la sierra de Grazalema, capaz de inspirar a bastantes poetas. Entre ellos -¡y de qué forma!- al llorado Rafael Soto Vergés, que estuvo algunos años en este jurado, aportando intuición, magia y, desde luego, sabiduría.
Los poetas –me refiero, naturalmente, a los grandes, y no a los que alargan su sombra- suelen cumplir. Luego llega la política y se gasta la pólvora en absurdas complicaciones. Pelillos a la mar, que aquí, en Cádiz, se huele por todas partes, y alegría, también en plural y con palmas, por la publicación de este "Ángel oblicuo", cuya presentación en Jerez tendrá lugar a principios de septiembre, en el Centro Andaluz de Flamenco.
Ya sonaron en Bornos los primeros poemas, acogidos por las piedras, nobles donde las haya, del palacio de los Rivera, un auditorio idóneo, cuyo aforo llenó un público simpático y muy atento, que escuchó con respeto, aplaudió con sinceridad y disfrutó la velada, prolongada después en los bares del pueblo.
Las autoridades arroparon el acto con su presencia, así como la familia de quien, desde el recuerdo, da su nombre al certamen. Tras la lectura del acta por Antonio Murciano, ilustre vate arcense que fuera presidente del jurado, Dolors Alberola leyó una selección de poemas del libro y, finalmente, firmó ejemplares del mismo. No faltaron los rostros conocidos de escritores y amigos de la autora, entre ellos los poetas Álvaro Quintero, Mauricio Gil Cano e Isabel de Rueda.
Aunque la espera mereció la pena, confiamos en que retrasos de esta índole no se vuelvan a repetir. Será mejor para todos y, desde luego, para la poesía.
DFF. Redacción. Julio, 2006.-