La Sala Paul, de Jerez, se llenó de literatura esta
tarde. La protagonista, Maribel Tejero, logró reunir a un buen número de
poetas, artistas, lectores y amigos en torno a su libro Deshacer la memoria, con el que ha recorrido ciudades y auditorios,
desde el propio Jerez a Segovia o Valladolid, pasando por Cádiz y El Puerto de
Santa María, que han podido apreciar la cordialidad y el vigor emotivo de sus
versos, llenos de tensión lírica y escritos en lenguaje sencillo, a veces
coloquial y siempre culto. Únicamente la banalidad está ausente de ellos, pues
la autora ha tejido un discurso de hondura, jalonado por reflexiones sobre la
vida, la muerte, la tierra, el paisaje, etc., tutelados por la naturaleza, una
naturaleza que también se hace oír y sentir.
Y la memoria,
claro está, en unos poemas que brotan del dolor de su pérdida, en la persona de
la madre de la propia poeta, lo cual le da pie a componer una primera parte de
tono elegíaco, en la que el sufrimiento de la enfermedad alterna con pensamientos sobre la memoria como
elemento vertebrador de la existencia humana.
El enfermo de
Alzheimer, diría Domingo F. Faílde en sus palabras de introducción, no sólo
pierde su memoria, sino que priva a las personas de su entorno de recuerdos que
le atañen. Este principio parece inspirar los poemas terrenales de Tejero. En
su afán de recuperar los recuerdos
perdidos, vuelve los ojos al mundo feliz y rural de su infancia, en una bella
glosa, no exenta tampoco de tintes elegíacos, al deplorar la destrucción del
medio en nombre de un progreso que, muchas veces, enmascara ambiciones inconfesables,
injusticias y daños irreparables.
La autora, que ha cedido los derechos de autor de
este libro a la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer, leyó
magistralmente sus poemas, entre ellos un inédito, y firmó numerosos
ejemplares. Estuvo arropada en varios intermedios por los músicos de la
Orquesta Joven de Jerez A. Beigbeder, que tuvieron una actuación sobresaliente.
Redacción.-