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CONVOCATORIAS

CONVOCATORIAS

Martes 5 de noviembre
19,00 h.
Ateneo de Jerez
Encuentro literario hispano-marroquí. Lectura poética.
Poetas marroquíes:
Hassan Najmi, Mourad El Kadiri, Boudouik Benamar, Azrahai Aziz, Khalid Raissouni, Ahmed Lemsyeh, Jamal Ammache y Mohamed Arch.
Poetas gaditanos:
Josefa Parra, Dolors Alberola, Domingo F. Faílde, Mercedes Escolano, Blanca Flores y Yolanda Aldón.
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25 de noviembre de 2013

Lectura poética de Manuel Saborido en Puerto Real


                Manuel Saborido comenzó su lectura efectuando un breve periplo por su obra. El poeta, que se definió como un domador de utopías, recordó a García Lorca, expuso su visión de la realidad y criticó la injusticia, para conectar con sus Confesiones desde el laberinto, Voces de arena y el más reciente La luz que me ocupa: soy un poeta de sentimientos a lo palpable, dijo, un bohemio contrario a toda complacencia, que se mueve con comodidad por los misterios del verso libre y la retórica clásica, sin menoscabo de una dicción moderna, que tampoco desdeña la metáfora ni la incursión a lo surreal.
                Y procuró el autor que los poemas seleccionados implicasen también un recorrido por el universo de su infancia, que cerró con un homenaje a su madre. Llegó entonces el turno de los poemas inéditos, algunos de los cuales con vocación y previsión de libro, constituyen un canto a la naturaleza, cuya defensa, más que contemplación, asume la voz lírica, o al amor, siempre apasionado, hasta desembocar en el erotismo, un tema que Manuel Saborido aborda con ingenio y, desde luego, efectividad.
                El acto, celebrado el jueves día 21, en la librería El Aprendiz, de Puerto Real, fue brillante. Supo el poeta conectar con el auditorio y, casi en clave íntima, su voz, la poética, la personal, impregnó la atmósfera de la sala de una rara calidez. Sedujo y convenció. Es el prodigio de la poesía.

Redacción.-

12 de noviembre de 2013

Carlos Guerrero presentó su "Bosque de eucaliptos" en Madrid


                Carlos Guerrero, dijo Dolors Alberola en sus palabras de presentación, es un poeta de crecimiento rápido. Ayer puso la piedra primigenia –añadió, en referencia a sus primeros libros- y ya tenemos hecha toda la arquitectura. La coherencia y el rigor constructivo son nota distintiva de este autor, que, el pasado viernes, día 8, presentara en Madrid su más reciente obra. Bosque de eucaliptos salió oficialmente a la luz en el salón del Café Comercial, uno de los testigos con más solera de la actividad literaria de la capital del Estado.
                Pablo Méndez, poeta y editor, que abrió el acto, dijo que éste era el libro mejor y más profundo de Carlos Guerrero, un aserto que luego confirmó Dolors Alberola, al desplegar las claves del nuevo título: El poeta nos lleva a un espacio simbólico, una hermosa metáfora, que encubre en realidad una enorme añoranza; y, si antes nos condujo al mundo de su infancia, en un tríptico que bien pudiera calificarse de generacional, ahora nos transporta a ese marco esencial, en el que la memoria y la utopía se entrelazan, gracias a la magia del lenguaje y a su capacidad de conectar universos, crear atmósferas y nombrar lo inefable.
                Emplazado irremediablemente en la naturaleza, el hombre se perfila como una criatura indefensa ante las fuerzas que, de consuno, alimentan a toda gran poesía: el amor, por ejemplo, el dolor o la muerte; y, no obstante, este desvalimiento no le impide ejercer una acción destructiva contra el medio en que vive, mientras contradictoriamente purifica y perfuma su atmósfera. Nos hallamos, por tanto, ante una concepción dual de la existencia: nada es bueno ni malo en términos absolutos y, si el dolor del mundo nos alcanza, en él también reside el amor que nos salva, la palabra que nos redime y la luz que nos recuerda continuamente que estamos emplazados a la belleza, a la verdad y al bien.
                Pero, si el bosque de eucaliptos es un espacio simbólico, el tiempo adquiere dimensiones cósmicas y se erige en imagen visionaria para nombrar la historia y, dentro de ella, la vida. A este respecto, el propio autor declara: No creo en el futuro. Sólo en una sucesión continuada de presentes que, de improviso, pasan a ser pasado. Qué sería de nosotros sin la memoria, podemos preguntarnos. Ella pone los verbos en presente y aplaza la muerte o nos libera de su maldición, estableciendo puentes entre lo inevitable y ese anhelo de trascendencia que, más allá de lo efímero y tangible, Cernuda llamaba deseo y éste, recordando al genial Tennessee Williams, es un raro tranvía con parada en las estaciones de la mentira, aunque el fin de trayecto no sea otro que la verdad.
                Y Alberola cerró su intervención valorando la forma y el estilo del libro: En primera persona, la voz lírica asume dimensiones de especie y, desoyendo el canto de sirena del autobiografismo, conforma un personaje colectivo que, en palabras del autor, estaría formado por más de un personaje real, todos convergentes en la idea, pero nunca en el mismo momento de una existencia individual. Hondura, claridad, sencillez, cuidado de la forma y armonía completan el retablo de valores de Bosque de eucaliptos, en cuya estética hay bastantes enseñanzas de aquel profesor apócrifo, Juan de Mairena, por cuya boca hablaba Antonio Machado.
                Luego, Carlos Guerrero recorrió la estructura de su obra y se detuvo en cada uno de sus pilares, leyendo los poemas más significativos del libro; un libro en el que todo es matemática y enigma, hermosura y pincel, narración visionaria y, al tiempo, bosque puro que se deja palpar, oler, mirar, de modo que el acento, la coma, la sucesión fragante de figuras, la frase entrecortada y aún la estrofa toman forma y sacuden sus esporas, sus semillas, sus frutos por el aire y nos sacian de luz, había dicho Dolors Alberola. Razón no le faltaba y, verso a verso, el poeta lo revalidó.

Redacción.-

10 de noviembre de 2013

Encuentro de poetas hispano-marroquí


                El encuentro de poetas hispano-marroquí, organizado por el Centro Andaluz de las Letras y otras instituciones culturales de uno y otro lado del Estrecho, llegó el  pasado martes a Jerez, a dos velocidades –eso parece, al menos-, siguiendo la tendencia dominante en la Unión Europea y en Cádiz, cómo no. El Callejón del Gato sabe lo que se dice y aquí deja la piedra, sin esconder la mano.
                Pero, aparte suspicacias, noticias sobre enjuagues –ajenos al evento- y presuntas conspiraciones –que son sal de la vida literaria-, importa que se mueva la palabra, como la tierra de Galilei, que fluya la poesía y que, sin veleidades competitivas, gane siempre el equipo de lo bello, juegue en campo contrario o en el propio.
                Cuando se alza la voz de los poetas, las murallas se desmoronan. Las de Jerez cayeron gracias a los autores que, traducidos por Khalid  Raissouni o encriptados en nuestro castellano, no fueran a entenderse más allá del local auditorio, iluminaron la tarde:  Hassan Najmi, Mourad El Kadiri, Boudouik Benamar, Azrahai Aziz, Khalid Raissouni, Ahmed Lemsyeh, Jamal Ammache y Mohamed Arch, por el lado marroquí; Josefa Parra, Dolors Alberola, Domingo F. Faílde, Paloma Fernández Gomá, Patricio González, Blanca Flores y Yolanda Aldón, por el andaluz. Hubo algunas ausencias. Ellas sabrán por qué.
Redacción.-

29 de octubre de 2013

Dolors Alberola: lectura poética en El Gastor


                Los caminos inextricables de la poesía condujeron a Dolors Alberola a El Gastor, pequeña y pintoresca localidad de la sierra gaditana, allí donde limita la provincia con su vecina Málaga, vía Ronda.
                En medio de un paisaje espectacularmente hermoso, la diligencia abrió su portezuela y bajaron los versos, rumbo a la biblioteca municipal.
                Dije bien: diligencia y no porque corriese con deseable ímpetu ni pretendiese puntualidad, sino por el zigzagueante recorrido, entre urbano e interurbano, de aquí para allá, de uno a otro pueblo, invirtiendo, retraso incluido, dos horas y media en cubrir la distancia que separa El Gastor de Jerez. Todo un récord tercermundista para la empresa concesionaria.
                Y estalló la poesía, que aseguran es mágica. Lo fue, naturalmente, y en qué grado, pues consiguió llenar el auditorio, a despecho de algún eurovegas comunitario, un tea party vecinal y otros eventos para pasar las horas, no se sabe si haciendo caminos o soñando la mar.
                El resto de la historia no es difícil imaginarlo: la palabra poética de Dolors Alberola cumplió su cometido y sedujo. Tras derretir el hielo de la tarde, prematuramente sombría, el ritmo de sus versos se apoderó del aire y hasta chispas saltaron al leer los poemas que, como dijo Josela Maturana, no defraudan jamás. Cernuda y Federico recibieron de nuevo el homenaje de la poeta, que supo contenerse para imprimir vigor a sus temas característicos.
                Luego, la tarde se fue diluyendo y la palabra, cuentan, habitó a nuestro lado.

Redacción.-

27 de octubre de 2013

Sit terra tibi levis: murió Manuel Urbano


El pasado viernes, día 24, cuando el sol del otoño se escondía en los cerros que rodean Jaén, el cáncer se llevó a Manuel Urbano. Murió con la misma humilde grandeza con que había vivido, levantando casi en silencio una obra inmensa y cultivando tantos géneros y temas que, a sus setenta y tres, puede ser considerado, si no acaso por edad, sí por inspiración e intensidad, decano de la poesía jiennense y, desde luego, el gran polígrafo de la provincia de Jaén, cuya historia, leyenda, costumbres, tradiciones, folklore y vicisitudes estudió con rigor y difundió por el ámbito del idioma, contribuyendo a que aquel viejo hondón, preterido e ignorado, sea en la actualidad, tal vez no el paraíso interior que pregona la industria turística, pero sí una provincia conocida, no sólo por sus latifundios olivareros, sus caciques irreductibles y la pobreza de sus habitantes, sino también y sobre todo por su cultura, sus poetas y, en definitiva, su gente.
Y los poetas, sin lugar a dudas, tenemos una deuda de gratitud con él, por su imparcial labor de publicista, por su preocupación por la voz y la palabra con denominación de origen.
Excelente conversador, amante de deleites gastronómicos y acérrimo vitalista, sus pasiones –literatura aparte- fueron la vida y, en consecuencia, la libertad.
Tuvo muchos amigos, que hoy deploramos su pérdida. Nos queda su obra y el recuerdo imborrable de su luminosa humanidad.

Domingo F. Faílde.-

Carmen Sáiz Neupaver presentó su libro "Estado de conjeturas"

 
Hablar de la poesía de Carmen Sáiz es observar el aire y visualizar una bandada de metáforas que siempre van a dar al acierto más rotundo. Ella mira, aprehende el significado más hondo de las cosas, lo purifica aún y lo engalana con sobria desmedida, pues la belleza al fin no se puede metrar ni aún encasillar, es un hondo remedo de eternidad alcanzable y, como tal sin medición posible.
                Con estas palabras, abría Dolors Alberola el acto de presentación de Estado de conjeturas, de Carmen Sáiz Neupaver, celebrado en el Salón de Plenos del Ayuntamiento de Puerto Real. En opinión de su presentadora, el libro es resultado del talento envidiable de la autora, que siempre es capaz de sorprender e innovar. la palabra poética tiene que conmover al lector, no le puede dejar indiferente, ha de tocarle, en fin, las fibras de la conciencia, arrancarlo de la molicie y echarlo a volar. Ése es el hechizo de los que nunca mueren de frío, según la propia poeta, que, en el primer poema de este libro, con decir sigiloso y tan suyo, identifica la palabra creadora –el célebre Hágase! de la Biblia- con el primer poema. El mundo nace, pues, con la poesía, es la propia poesía, en una especie de panteísmo cósmico, que trasluce desde el principio la visión de Carmen Sáiz y la línea esencial de su poética.
                He aquí su conjetura, sus conjeturas, que se van esparciendo por todo el libro. Fiel a esta idea la poeta despliega su mirada, quiere romper la cáscara que envuelve la realidad y entrar en el recinto sagrado de las cosas. Podría haberlo hecho desde una posición de certeza. También desde la duda, tan socorrida en la literatura. Pero ella ha preferido el indicio, tributario de la experiencia, que tiene la ventaja de descubrir lo oculto y, por este camino, alcanzar el misterio que subyace en toda materia.
                En este apasionante marco conceptual, va fluyendo la vida y, poco a poco, vamos descubriendo cómo ésta se convierte en palabra y cómo la palabra se hace vida, alumbrando la esencia de todo lo nombrado, que es simultáneamente lo creado. Cuando abrimos el libro, surge el mundo y no tardamos en percibir su luminosa globalidad a través de pequeños indicios del vivir cotidiano: allí el amor y el desamor, allí la pulsión erótica del deseo, allí la búsqueda del conocimiento, el ramalazo de la sabiduría, el milagro de la inspiración, las trampas del silencio, la pasión y sus dédalos, el dolor que nos clava la injusticia, el filo tenebroso de la mentira, la soledad, el fracaso y, cómo no, la muerte, sin que falten salidas de emergencia en momentos de máximo voltaje y uno se dé de bruces con la infancia, pongamos por caso, que es la reminiscencia de un paraíso perdido y un indicio de todos esos sueños que acaban casi siempre por romperse.
                Y Carmen Sáiz Neupaver, que estuvo en estado de alta gracia poética durante el devenir de la muy brillante velada, leyó y comentó una cuidada selección de poemas del libro. Ella suele elegir y anotar sus poemas, en un gesto encomiable de rigor y solvencia intelectual, aun cuando inyecta ingenio a la inevitable improvisación y entrañable amenidad al diálogo con sus presuntos lectores. Con su palabra hermosa, la precisión constructiva de sus versos e indudable dominio del idioma, protagonizó un memorable evento literario. Como dijo Dolors Alberola, Carmen Sáiz Neupaver está gozosamente condenada a contar en el número de las grandes.

Redacción.-

6 de octubre de 2013

"Juego de imanes": Dolors Alberola gana el premio Ramón de Campoamor


                En los imanes, como en la vida, como en la forma esférica que se atribuye al mundo, siempre hay dos polos. Todo indica, por tanto, que el ser es dual. Nos hallamos ante una de las leyes fundamentales de la dialéctica: la oposición de los contrarios, que, quizá, como dijo Antonio Machado, sean, en el fondo, complementarios. Realidad y utopía, bien y mal, día y noche, saber e ignorancia, luz y sombra, placer y dolor, amor y odio, vida y muerte… ilustran este aserto, que certifica el movimiento de lo existente y también su destino.
                Esta metáfora, magnética y atractiva, conforma los poemas de Juego de imanes, el libro con que Dolors Alberola acaba de ganar el premio de poesía Ramón de Campoamor, en la tierra natal del poeta. A través de las tres partes en que se estructura, Alberola realiza una profunda reflexión sobre la dualidad del hombre, en la que mezcla experiencia y conocimiento, en versos de gran densidad, lenguaje sencillo y tono confidencial.
                En la primera parte, titulada Astrolabio, la autora mira al mundo, constatando aquella polaridad que se erige en motor de la obra. La naturaleza asoma a sus versos a manera de marco imprescindible, nimbada sin embargo por una sombra casi imperceptible, que acecha el devenir de las criaturas. A su esplendor opone la ceniza, auténtica anagnórisis de la historia de la humanidad.
 A contracarne, la segunda, nos conduce a la esfera de la emotividad, de los sueños, del amor y el deseo como tabla de salvación: una isla, en medio de lo oscuro, donde fuera posible escapar  de la muete.
Por último, Insistencia en la noche, con su juego de luces y sombras, nos conduce al gran drama de la existencia y un destino que acaso tenga también su contradicción. Somos hijos de la noche, afirma la poeta, que, en una intensa y bien escalada enumeración,  busca a duras penas la luz en la palabra,/ la única, el venero, la hacedora de mundos tan distintos,/ la precursora, el todo, la verdad, el alimento ebrio del poema.

Redacción.-

20 de septiembre de 2013

Mariano Rivera: "El eco de las plazas", en Ronda


                El Palacio de Congresos, junto al Tajo de Ronda, es uno de los mejores equipamientos culturales con que cuenta aquella ciudad y en dicho espacio hay una pequeña y acogedora sala, marco idóneo de encuentros literarios, lecturas poéticas y presentaciones de libros, unos actos que nunca fueron, son ni serán de masas, por más que cuenten con un público adicto, que los siguen con devoción. Esa sala, prácticamente llena, albergó ayer por la tarde la presentación de El eco de las plazas, de Mariano Rivera Cross, que allí recalaba, tras haberlo dado a conocer en Madrid, El Escorial, Jerez de la Frontera, El Puerto de Santa María, Cádiz y otras localidades, donde el libro sorprendió por la originalidad del tratamiento formal, por la oportunidad del tema abordado y, desde luego, por la sinceridad y valentía del autor, que denuncia, en clave lírica, pero con tono épico, la criminal injusticia de un sistema, que no halla en su agonía otra salida que provocar la miseria, el hambre y la muerte de millones de seres humanos.
                Su protesta, su clamor, llena las plazas del mundo y no sólo la célebre Sintagma, de Atenas, o la madrileña Puerta del Sol, sino otras más próximas y entrañables. Lo de menos es el lugar, lo importante es el eco de concentraciones y algaradas, que esparce por los cuatro puntos cardinales la voz de hombres y pueblos con hambre y sed de justicia, abocados a un destino miserable y cruel. Pero como no sólo de pan vive el hombre, el poeta, lejos de ceñirse a la reivindicación de lo material, señala también a aquellas coordenadas donde hacen aguas los valores morales, que siempre tienen algo que ver con las demás carencias.
                Mariano Rivera, poeta veterano  y catedrático emérito de literatura, no da palos de ciego en esta entrega. Rechaza el dogmatismo, las consignas gastadas y huye del panfleto, que suele degradar la expresión poética, para zambullirse en aguas, no menos procelosas, pero más transparentes. No es un poeta social, advierte siempre, y soslaya la poética periclitada de los años cincuenta, consecuencia de otras circunstancias y expresión de otra época, optando en cualquier caso por la denominada poesía de la conciencia, más acorde con la actual realidad y, desde luego, con su propio talante: tengo el corazón a la izquierda, pero mi voz es libre como yo, acostumbra a decir.
                Presentó y presidió el evento la delegada local de cultura, Sra. Zarzavilla (PA), que realizó su papel con encomiable sobriedad, no obstante algún fallo de protocolo –el autor debía haber sido emplazado a su diestra-, que estimamos involuntario. Luego, la poeta rondeña Antonia Toscano efectuó una breve introducción al libro presentado, cuyas claves esenciales reveló al auditorio con claridad expresiva y rigor técnico. Por su parte, el autor también estuvo breve y usó en sus comentarios un tono ameno y didáctico, que cautivó a sus oyentes. Finalizado el acto, lo vimos firmar ejemplares.
                Siguiendo una moda, que parece imponerse, la música haría acto de presencia, a cargo de un joven pianista,  José Sánchez  Corrales, quién a sus dieciséis años, se mueve entre las teclas con admirable soltura.

Redacción.-