El encuentro de
poetas hispano-marroquí, organizado por el Centro Andaluz de las Letras y otras
instituciones culturales de uno y otro lado del Estrecho, llegó el pasado martes a Jerez, a dos velocidades –eso
parece, al menos-, siguiendo la tendencia dominante en la Unión Europea y en
Cádiz, cómo no. El Callejón del Gato
sabe lo que se dice y aquí deja la piedra, sin esconder la mano.
Pero, aparte
suspicacias, noticias sobre enjuagues –ajenos al evento- y presuntas conspiraciones
–que son sal de la vida literaria-, importa que se mueva la palabra, como la
tierra de Galilei, que fluya la poesía y que, sin veleidades competitivas, gane
siempre el equipo de lo bello, juegue en campo contrario o en el propio.
Cuando se alza la
voz de los poetas, las murallas se desmoronan. Las de Jerez cayeron gracias a
los autores que, traducidos por Khalid
Raissouni o encriptados en nuestro castellano, no fueran a entenderse
más allá del local auditorio, iluminaron la tarde: Hassan Najmi, Mourad El Kadiri, Boudouik
Benamar, Azrahai Aziz, Khalid Raissouni, Ahmed Lemsyeh, Jamal Ammache y Mohamed
Arch, por el lado marroquí; Josefa Parra, Dolors Alberola, Domingo F. Faílde,
Paloma Fernández Gomá, Patricio González, Blanca Flores y Yolanda Aldón, por el
andaluz. Hubo algunas ausencias. Ellas sabrán por qué.
Redacción.-