Manuel Saborido
comenzó su lectura efectuando un breve periplo por su obra. El poeta, que se
definió como un domador de utopías, recordó a García Lorca, expuso su visión de
la realidad y criticó la injusticia, para conectar con sus Confesiones desde el laberinto, Voces
de arena y el más reciente La luz que
me ocupa: soy un poeta de
sentimientos a lo palpable, dijo, un
bohemio contrario a toda complacencia, que se mueve con comodidad por los
misterios del verso libre y la retórica clásica, sin menoscabo de una dicción
moderna, que tampoco desdeña la metáfora ni la incursión a lo surreal.
Y procuró el
autor que los poemas seleccionados implicasen también un recorrido por el
universo de su infancia, que cerró con un homenaje a su madre. Llegó entonces
el turno de los poemas inéditos, algunos de los cuales con vocación y previsión
de libro, constituyen un canto a la naturaleza, cuya defensa, más que contemplación, asume la voz lírica, o al amor,
siempre apasionado, hasta desembocar en el erotismo, un tema que Manuel
Saborido aborda con ingenio y, desde luego, efectividad.
El acto,
celebrado el jueves día 21, en la librería El Aprendiz, de Puerto Real, fue
brillante. Supo el poeta conectar con el auditorio y, casi en clave íntima, su
voz, la poética, la personal, impregnó la atmósfera de la sala de una rara
calidez. Sedujo y convenció. Es el prodigio de la poesía.
Redacción.-